Apostar por las energías alternativas y no contaminantes parece, en general, un plan excelente. Todo lo que no sea tirar de combustibles fósiles o depender de las centrales nucleares ha sido tradicionalmente bienvenido. Pero esta regla tiene excepciones y una se sitúa en los alrededores de Granada . La Junta de Andalucía autorizó en diciembre de 2023 la instalación de una enorme planta fotovoltaica en lo que antaño llamaban «la fértil vega de Granada», un territorio ya no tan vasto de uso fundamentalmente agrícola. El proyecto está aún en una fase embrionaria, pero no tanto. El 6 de febrero de 2024 se publicó el anuncio para declarar de utilidad pública esos terrenos, 155 hectáreas que pertenecen a los términos municipales de Atarfe, Vegas del Genil y Santa Fe . Ya se ha aprobado el estudio de impacto ambiental, que no prevé incidencias significativas en la zona. La planta, concluye ese informe, no se ubicará en un espacio especialmente protegido ni afecgtará a la biodiversidad del lugar. Ahora se ha abierto el pertinente plazo de alegaciones . Después, si todo sigue según el calendario previsto por la Junta, llegarán las expropiaciones y finalmente la construcción de una planta capaz de producir una potencia de 133 megavatios y que prevé una inversión de 60 millones de euros en tres fases. Voces en contra Ecologistas en Acción, Somos Vega Somos Tierra, AUCA Santa Fe y la Agrupación de Productores Marjal Chopo se oponen a ese proyecto, oficialmente llamado Ence Atarfe. « Renovables sí, pero no así «, manifiestan los tres primeros colectivos, que han presentado ya un recurso de alzada al entender que sí quedan afectados »espacios de nuestro patrimonio natural, como la Zona Especial de Conservación La Malahá, incluida en la Red Natura 2000, el parque periurbano Dehesa de Santa Fe, perteneciente a la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía , y el Bosque Isla inventariado la Dehesa de Santa Fe. Los aproximadamente cien productores de chopo, por su parte, entienden que la planta fotovoltaica «pone en peligro el anillo verde del Área Metropolitana, al eliminar el sumidero de carbono que representan las alamedas, y afecta negativamente al paisaje y al patrimonio cultural de la zona, comprometiendo su valor turístico y su identidad histórica. El paisaje de la Vega es único, irrepetible, y difícilmente recuperable una vez deteriorado o destruido», significan, para añadir que el tendido aéreo de alta tensión que requiere el proyecto supondrá «la destrucción de 33 hectáreas de cultivo «. Pese a todo ello, Ence, el grupo empresarial que está al cargo del macroplan, entiende que no hay ningún motivo que impida que todo siga su curso. A la vista de cómo se ha avanzado en el proceso burocrático previo al inicio de los trabajos, da la impresión de que la Junta comparte esa opinión. Así que, como se suele decir, el tiempo dirá.