De la provincia a las estrellas
Hoy se cumplen 130 años de la constitución de la Bolsa Nacional, antecedente directo de la actual Bolsa Mexicana de Valores (BMV). La historia de la actividad bursátil en nuestro país ha reflejado los procesos políticos y económicos que hemos atravesado. Hoy podemos identificarlos con la tendencia hacia la inclusión financiera que rige los enfoques económicos en todo el mundo. Hace una semana, por ejemplo, la dirección de la CNBV informó que se tienen previstos cambios a la Ley Federal de Derechos, los cuales propiciarán que, a partir del próximo año, el acceso al financiamiento de las empresas sea más eficiente e inclusivo. El contexto en que se dieron a conocer estas enmiendas es también digno de mención, ya que fue durante un foro organizado por la Bolsa Institucional de Valores (BIVA). BIVA es un actor destacado en el proceso histórico que comenzó hace 130 años: por primera vez contamos con una segunda institución a través de la cual las empresas nacionales y extranjeras pueden acceder al mercado bursátil mexicano. Solo unas cuantas firmas cumplían con los requerimientos para participar en la BMV, y la creación de BIVA nace con la idea de incrementar su participación. Como mencionó en su momento el maestro Urquiza, presidente fundador de BIVA, los estudios demuestran que el crecimiento mediante capitalización es más rápido que el fundamentado en la deuda, lo cual ciertamente nos conviene.
La expansión del mercado de capitales, a la par de las enmiendas constitucionales que la respaldan, es un ilustre caso de cómo el gobierno y el sector privado pueden trabajar de la mano hacia una mayor y mejor inclusión financiera. Este tipo de medidas propicia que más inversionistas y empresarios opten por buscar oportunidades en las bolsas mexicanas que, lamentablemente, están subdesarrolladas. De acuerdo con diversas fuentes, incluyendo las del Banco Mundial, el valor de capitalización del mercado bursátil mexicano es poco más de un tercio del PIB nacional, mientras que el brasileño representa más de 50 por ciento de su PIB; el chino, alrededor de 70 por ciento y el estadounidense ha llegado incluso a duplicarlo. Además, se encuentra subrepresentado, pues tan solo 35 emisoras de las 145 listadas en la BMV constituyen hasta 80 por ciento de su valor, algo parecido al caso español, donde 35 entidades suman aproximadamente 78 por ciento de la capitalización total de la Bolsa de Madrid. En contraste, Meta, una de las empresas estadounidenses más grandes del mundo, valorada en 1.46 billones de dólares, tan solo representa el 5.9 por ciento del NASDAQ.
No basta con la multiplicación de los intermediarios, es necesaria una campaña permanente de concientización para la expansión del mercado de valores mexicano, pues de esto depende la inclusión financiera de los sectores estratégicos nacionales. Siempre me he pronunciado por la promoción de la educación financiera porque proporciona herramientas clave para el beneficio de la ciudadanía, y podemos ver que también es indispensable en las empresas más grandes. La educación financiera puede enseñarles que los gobiernos corporativos, la transparencia en los estados financieros y la actualización tecnológica de los procesos mercantiles son la llave que les abrirá las puertas de más alto nivel, llevándolas a las grandes ligas en servicio y orgullo de todos.