Tajada política de todo
Van pasando los días y en Valencia sigue sin verse claro el día en que la normalidad vuelva. Las familias lloran a sus muertos y desaparecidos al tiempo que desescombran y sacan aguas estancadas de viviendas con el riesgo de infecciones y epidemias.
Las administraciones se lo han tomado como un pulso político más. Sánchez ha maniobrado tácticamente para que Mazón cargue con toda la responsabilidad y la cabeza del valenciano pende de un hilo.
Las manifestaciones pidiendo su dimisión le sitúa en una posición difícil de aguantar mucho tiempo y en tanto que los medios y la ciudadanía dirigen su mirada hacia él, más se aleja la mirada crítica de Moncloa.
Mazón lo hizo mal, no supo valorar la riada y se empeñó en aparecer ante la opinión pública como líder de la gestión. Sánchez lo vio claro: si Mazón gestionaba mal, saldría achicharrado, si lo hacía bien, Sánchez tampoco saldría perjudicado. Se está cumpliendo el primer escenario.
La inmoralidad se hace insoportable cuando la pregunta es si se podrían haber evitado gran parte de las muertes. Habrá un episodio judicial, bien a instancias de familiares, de organizaciones o damnificados, lo que hará de las inundaciones el gran caso mediático de los últimos tiempos.
Sánchez ha sido él mismo, frío, calculador y dispuesto a sacar partido de cualquier tema. Ha supeditado las ayudas a los que han perdido todo con la gota fría, a la aprobación de los Presupuestos y a la cumbre climática mundial, que este año se celebra en Azerbaiyán. Allí ha exhortado a actuar contra el cambio climático y ha puesto a Valencia como ejemplo de las catástrofes por venir. «No es un hecho aislado, el cambio climático mata, debemos actuar».
No deja de ser cínico que el socialista haga un llamamiento a movilizarse a la comunidad internacional, mientras que España permanecía inmóvil porque supuestamente el gobierno autonómico no había solicitado su ayuda. La recuperación va a ser larga y requerirá de recursos, ya está bien de sacar tajada política de la desgracia de las personas en un intento de ocultar las negligencias institucionales.