El travelling es un asunto moral, decía Godard, y se podía pensar viendo los tiros de cámara con los que Évole retrató a Aznar. El manierismo de su falsa objetividad: el contrapicado de cámara oculta, el forzado claroscuro, o el plano sobre su bigote. Desbigotado Aznar, La Sexta indagaba en la estructura extraña de su labio. Mirada clínica al entrevistado, como en los cara a cara con los ‘serial killers’.
Aznar hablaría de la historia reciente, la que se escribe en las sentencias judiciales y los medios. El papel del PP en ambas cosas no está claro. Participa en la elección de los jueces y contribuyó al panorama mediático actual, pero sus votantes o exvotantes se preguntan, pasados los años, qué sacan ellos de eso. Lo que saca el PSOE parece estar más claro.
La entrevista fue otro vuelta y vuelta en la parrilla televisiva. ¿Qué lleva a los del PP a someterse siempre? Ventajas personales, ventajas desconocidas, porque las colectivas no aparecen por ningún sitio.
Después de una semana con la versión socialista del 23-F, ‘y con la que está cayendo’, La Sexta tuvo el cuajo de volver al 11-M y a la eterna corrupción imprescriptible del PP, a un relato que lo hace culpable de que asediaran sus sedes y pisotearan la jornada de reflexión. No hay un solo episodio nacional no controlado por esta narrativa hecha de sentencias (“golpe no”, sedición ensoñada) e “imágenes icónicas”. Jueces y medios. El “pujol enano, habla castellano”, por ejemplo, que esgrime Évole como un agravio hondísimo que el PP no purgará nunca, aunque el balcón de Génova no exista, aunque en el Majestic lo entregara todo.
Dominan la memoria histórica (por ley) y la memoria reciente, y la entrevista nos recordó que lo que ahora es Vox ya lo fue el PP, y que su papel será, de ser, el de Barrabás. Lo que saca en ello Barrabás está claro, pero ¿qué obtienen los votantes?
La derecha actual tiene una relación difícil con Aznar. Deplora su herencia y discurso (algo natural, dado que ‘vota’ con Ocasio-Cortez) pero una incómoda simpatía por él le sobrevive a veces. Como cuando le tuvo que recordar a Évole los intentos de ETA por matarlo. Uno de esos pequeños detalles que la narrativa se va dejando atrás, olvidados.