Alcaraz cede la corona de Umag ante un Sinner crecido

ATP 250 de Umag Final Jannik Sinner 6 6 6 Carlos Alcaraz 7 1 1 De nada valían las victorias anteriores en el torneo, de poco pedigrí los rivales y de pocas conclusiones. El partido era esta final contra Jannik Sinner , tan parejo en el estilo potente y de riesgo como peligros por los antecedentes: verdugo en los octavos de Wimbledon, y también verdugo en esta final del ATP 250 de Umag. 365 días después de morder en esta tierra su primer título del circuito profesional, cede la corona el nuevo cuatro del mundo, Carlos Alcaraz , tras un partido de más a menos empujado por un Sinner poderosísimo que consigue su primer título del año (sexto en total) y su primero en tierra batida. Son dos jugadores a los que les queda por crecer, pero que ya han dado un buen estirón. Potencia, ya control y cabeza en un choque de presente que se espera se repita en muchas ocasiones en el futuro. No había habido casi partido ante Facundo Bagnis y ante Guilio Zeppieri se sufrió de lo lindo. Pero en la hora clave, el mejor Alcaraz. El de las derechas firmes y profundas, el de las carreras interminables, el de la sorpresa cuando menos se la espera el rival. No fue fácil, dueño el italiano de un saque potentísimo con el que ganó el 91 % de los puntos puestos en juego con el primero durante buena parte del primer set. Pero Alcaraz tampoco sufría demasiado en sus turnos. También hay potencia, 200 kilómetros por hora, y una chispa de ilegibilidad en los cambios de dirección. El juego del fondo manda, sabe el español que las dejadas pueden no ser efectivas con el italiano, 1'88 de cuerpo espigado y piernas. Y desde ahí se mantienen los fuertes en alto, con el ataque como única arma. Tan firmes uno y otro que no se disputa ninguna bola de break. Y se cumple la hora de juego cuando Alcaraz encuentra la primera. Es ya en el tie break, y fruto de una de esas genialidades de mano firme primero, mano suave después : un atraer al italiano a la red con la dejada, un sorprenderlo por alto con un globo exquisito. Encadena el español puños cerrados hasta el 5-1, no cede el italiano, que con potencia se acerca al 5-4, sirve a la perfección español, roba la opción de set con un restazo el italiano, pero es Alcaraz el que se gana otra oportunidad, al resto, que convierte con una defensa de lado a lado y un movimiento de muñeca con el que enreda a Sinner. 'Vamos, vamos, vamos', se repite el murciano, una hora y seis minutos de aguante ante los bombardeos y guante ante los huecos que encuentra. Noticia Relacionada JUEGOS OLÍMPICOS reportaje Si Miriam Blasco y Almudena Muñoz: las judocas que cambiaron la historia del deporte español Lorena Gamarra Fueron las primeras deportistas españolas en conseguir medalla olímpica precisamente en los Juegos en los que el judo se estrenaba en la categoría femenina Encuentra una grieta al inicio del segundo set. Otra muestra de capacidad de reacción, defensa y carrera con el que supera a Sinner después de que este tuviera el punto en su mano en tres ocasiones, remate incluido. Pero es un muro Sinner, que pelea las seis bolas de break en contra para empatar a 1 y, de repente, son seis juegos consecutivos para el italiano. No ha desaparecido Alcaraz, pero sí su efectividad y la frescura de sus ideas, anclado en esas seis opciones de rotura que no convirtió. Y Sinner se agranda y se agranda , comodísimo en los ataques, volcándose en cada pelota para maniatar al español a dos metros por detrás de la línea de fondo. No encuentra alivio Alcaraz, que ya no puede arrebatar más opciones de rotura y a él le cuesta un mundo sacar con potencia y puntería. Niega y niega con la cabeza el cuatro del mundo, despistado cuando le toca elegir el tiro ganador y vendido cuando le toca defender. Las piernas ya no llegan a la propuesta explosiva de Sinner, este que le ganó en Wimbledon, el que también le robó dos sets a Novak Djokovic, el que se apunta a la batalla por ser el mejor de la generación de veinteañeros. Ahí está Alcaraz, en esta pelea. Cede ante Sinner por segunda vez, tras Wimbledon, en un encuentro que, seguro, se repetirá muchas veces en el futuro.