La lluvia anima una campaña de setas tardía e incierta que se daba por perdida en Castilla y León
Lactarius deliciosus, fungi, amanita caesarea, pleurotus eryngil... y así hasta 2.700 nombres más , conocidos en general como níscalos, boletus, amanitas, colmenillas, senderillas... Todas setas y hongos que con la llegada del otoño brotan en Castilla y Leó n, tierra en la que arraigan muchas especies comestibles, pero también tóxicas o incluso mortales que cumplen su función e incluso sirven de pista sobre lo que después brindará el suelo. Toda un riqueza natural que se convierte, además, en reclamo turístico y fuente de actividad económica . Eso sí, sometida a la fuerza de los elementos, con el agua como clave. Así que las tan ansiadas lluvias caídas desde hace unos días en un año que se arrastraba muy seco y con temperaturas elevadas que han deshidratado aún más el suelo, han alentado una campaña micológica que hasta hace no mucho se daba por «perdida». Hace tres semanas «las expectativas eran cero», reconoce José Antonio Vega, director técnico de la Asociación Montes de Soria, la mayor agrupación de propietarios forestales –95, la mayoría ayuntamientos de esta provincia y alguno también de Burgos– para la gestión micológica de 165.000 hectáreas. Pero llega «con retraso» sobre lo que la tradición del calendario manda, apunta. Y también marcada por la incertidumbre sobre si las nubes seguirán descargando las ansiadas precipitaciones y cuándo harán mella las heladas persistentes con las que las esporas dejan de convertirse en los preciados frutos de la tierra. A estas alturas del año, ya dan por seguro que «no» será una buena campaña micológica en cuanto a cantidad recolectada, pero sí «interesante», puesto que «no se esperaba nada». La pista de la recolecta la han ido dando las especies «precursoras». Russulas, babosos... hace días que comenzaron a poblar el suelo y animar las expectativas entre los aficionados que hasta ahora habían salido al campo y vuelto con kilómetros en las piernas y la cesta vacía. Setas de cardo y, sobre todo, níscalos, los «reyes» de la temporada de otoño , son los que ya abundan más «en la mayor parte del territorio» de la Comunidad gracias a las precipitaciones generalizadas y las temperaturas que aún se mantienen suaves, señalan desde Micocyl, el programa de Micología de Castilla y León , promovido por la Junta, diputaciones y más de 300 ayuntamientos. Una iniciativa puesta en marcha hace años para optimizar la gestión y la valorización del recurso micológico. No en vano, los cálculos del sector apuntan a que en temporadas buenas puede generar hasta 65 millones de euros , entre rentas directas para los recolectores por la compraventa, industria, micoturismo ... «Interés tremendo» La riqueza que atesora el suelo de Castilla y León para la producción de setas y hongos se mide en millones de hectáreas y miles de toneladas. En los más de 94.000 kilómetros cuadrados por los que se extiende la Comunidad hay 4,5 millones de hectáreas productora s, de las que 1,5 millones son montes poblados de pinos, encinas, robledales o chopos que, además, poseen «gran aptitud» para producción de hongos silvestres comestibles de alto valor en el mercado. Las estimaciones apuntan a que la producción bruta anual del suelo en un año propicio puede alcanzar las 31.500 toneladas , aunque sólo se recogería y aprovecharía el 14 por ciento. De eso saben bien en Soria, desde donde expiden el mayor número de permisos para recolección en los espacios acotados y regulados de Castilla y León. Ha habido años en los que han llegado a los 36.000, entre el 55 y 60 por ciento de ellos para micoturistas. Es decir, aficionados que llegan de otros lugares como País Vasco, Cataluña, Madrid, Comunidad Valenciana o Valladolid «que generan un valor económico en el territorio», apunta José Antonio Vega. Aunque este año la cifra es «mucho menor» por la sequía, «no por falta de ganas» , pues llegan a registrar más de cien llamadas al día interesándose por cómo está la fructificación. «Hay un interés tremendo por salir», recalca, a la vez que subraya la «repercusión bestial» más allá del monte que tiene la afición por salir en busca de boletus, senderillas, chantarelas, níscalos... con restaurantes y alojamientos llenos. Además de lo que ingresan por los permisos , con precios que oscilan entre los 3 y 50 euros al año para quien hunde sus raíces en esa tierra y los cinco euros por dos días para los foráneos y un máximo permitido de cinco kilos por jornada recolectados. «Condiciones óptimas» Este año, con las lluvias que han comenzado a caer entrado el otoño, la expedición de permisos se ha animado, aunque aún están lejos de las temporadas buenas. Pero la meteorología se ha aliado para alentar la campaña micológica. Si las previsiones de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) se cumplen y noviembre prosigue con temperaturas por encima de lo habitual, será un mes «con las condiciones óptimas para la fructificación de un gran número de especies con interés gastronómico« como níscalo, llanegas o trompeta amarilla, valoran desde Micocyl . Eso sí, el mercurio ya ha bajado lo suficiente al marcar las mínimas como para que sea »muy difícil« hacerse con ejemplares de boletus aereus o amanita caesara. Y de los apreciados boletus edulis, por ahora sólo hay algunos en »zonas puntuales« de Zamora, Soria, Ávila y Segovia. Noticia Relacionada estandar No Buscasetas 2022 reúne a 160 establecimientos con menú o tapa micológica ABC Las jornadas que impulsa Tierra de Sabor tienen este año como invitado de honor al chef cántabro Ignacio Solana Desde Micocyl sí confían en que de cara a los próximos días se produzca un «incremento generalizado de las fructificaciones» en el conjunto de la Comunidad, un territorio incluso con marca de garantía 'Setas de Castilla y León', que aglutina a cerca de una treintena de empresas de comercialización y transformación micológica.