Esa es la actitud

Me llegó un papel a casa con los objetivos que se había marcado mi hijo para el curso académico y con las puntuaciones que estaba consiguiendo. Había más de un 25% de diferencia entre las expectativas y los resultados. Cuando comprobé que se había propuesto sacar un diez en todo, menos un nueve en matemáticas, sentí una enorme ternura. Me entraron ganas de achucharlo olvidándome de sus dieciséis años. Mi hijo sueña y vive por encima de sus posibilidades, que es la única forma no sólo emocionante sino razonable de vivir. Como dice el dramaturgo David Montero, lo verdaderamente miserable e irracional es vivir por debajo de ellas. Yo, como mi hijo, en casi todo aspiro a lo que no... Ver Más