El gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, y su familia tuvieron que abandonar la residencia oficial en la madrugada del domingo por un fuego provocado por un atacante todavía no identificado. Shapiro, un demócrata que estuvo en las quinielas para ser candidato a la vicepresidencia con Kamala Harris en la última elección presidencial, ha explicado el incidente en un mensaje en redes sociales. «La pasada noche, hacia las dos de la mañana, mi familia y yo nos despertamos con golpes en la puerta de la Policía Estatal de Pensilvania, después de que un pirómano pegara fuego a la residencia del gobernador en Harrisburg», ha explicado Shapiro. El gobernador y su familia pasaron la noche en la mansión oficial en la capital de Pensilvania, después de haber celebrado en la víspera la Pascua judía . La residencia oficial del gobernador es una mansión de estilo georgiano levantada a finales de la década de 1960 sobre la orilla del río Susquehanna. En la mañana del domingo el impacto del fuego era visible en uno de los laterales del edificio , el que acoge una gran sala para recepciones y exposiciones. La Policía estatal detalló en un comunicado que la investigación sobre lo ocurrido está en marcha, pero que la conclusión inmediata es que se trata de un «incendio intencionado». Las autoridades han ofrecido una recompensa de 10.000 dólares para información que permita el arresto de cualquier responsable del ataque. «Gracias a Dios, nadie resultó herido y se extinguió el fuego », ha añadido Shapiro, que se ha convertido en una de las figuras ascendentes de un Partido Demócrata que sufre de falta de liderazgo tras la debacle de Harris y el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Shapiro, de hecho, está en todas las quinielas sobre los posibles aspirantes demócratas a la Casa Blanca en 2028 . Tiene la gran ventaja de ser un político popular en Pensilvania, quizá el estado más decisivo en las presidenciales, donde las fuerzas suelen estar muy igualadas entre republicanos y demócratas. Es un gobernador de corte moderado y que se ha destacado por saber tender puentes, y no derribarlos, hacia los conservadores. En los últimos años, la importancia electoral de Pensilvania ha contribuido a la intensificación de episodios de violencia política : amenazas a cargos electos, intimidación o incluso ataques físicos. Un informe de la Comisión de Relaciones Humanas de Pensilvania situaba a este estado como el cuarto del país en número de grupos de odio o antigubernamentales, solo detrás de California, Florida y Texas.
