Las diferencias culturales entre países no siempre se perciben en las grandes tradiciones ni en las costumbres más visibles. Muchas veces, los verdaderos choques se encuentran en lo cotidiano: en la manera de relacionarse, en los horarios de las comidas o en la forma de trabajar. Y es precisamente en ese terreno, el laboral, donde Mimi Olivan, una española afincada en Alemania , ha descubierto una de las mayores sorpresas de su experiencia en el país germano. Y no, no tiene que ver con la famosa puntualidad de los alemanes. «Uno de los mayores choques culturales de española trabajando en Alemania, después de casi cuatro años, os digo que no es la puntualidad de los alemanes». Con estas palabras, la joven señaló que lo que realmente le ha sorprendido no es un cliché del carácter germano , sino algo mucho más cotidiano y, a la vez, impactante para alguien que viene de la cultura laboral española. «Es que aquí los viernes se trabaja», manifestó. En España, explica, existe una percepción muy distinta del último día laborable de la semana, casi como una frontera informal hacia el descanso : «Yo estaba acostumbrada a que en España había una regla no escrita que los viernes eran días 'lights', nadie trabaja para qué engañarnos, y no tienes reuniones importantes». En cambio, en Alemania, el viernes no es más que otro día en la agenda , con la misma carga de trabajo y la misma seriedad que un lunes o un miércoles. Según la creadora de contenido, en el mercado laboral español, los viernes suelen vivirse como una jornada más ligera , en la que incluso la productividad se reduce de manera tácita. De hecho, en muchas oficinas, es habitual que se eviten reuniones largas o de gran importancia, precisamente porque la mentalidad colectiva está más cerca del fin de semana que de la rutina profesional. «Y es oficial que todo el mundo, a las tres acaba, o sea, a las tres empieza tu fin de semana», añadió. La gran diferencia llega al comparar esa costumbre con lo que ocurre en Alemania. «Aquí en Alemania no, aquí en Alemania los viernes es un día normal y tú puedes tener reuniones importantes un viernes a las 4.30 de la tarde y tienes que asistir», confesó. El contraste es enorme, mientras que en España muchos ya se preparan para comenzar el fin de semana a las tres de la tarde, en Alemania aún se programan reuniones trascendentes pasadas las cuatro y media . Algo que para la mentalidad española puede resultar difícil de digerir. Por último, aunque la comparación parece inclinar la balanza hacia Alemania en cuanto a disciplina y compromiso , «amigos españoles, los viernes ganáis». Con esta conclusión, la joven reconoce la admiración por la organización y la cultura del trabajo germana, pero al mismo tiempo reivindica el valor de esa tradición española de tomarse el viernes con más calma. Porque, al fin y al cabo, lo que para unos puede ser sinónimo de productividad , para otros significa calidad de vida .