Tras el descubrimiento del tesoro de Guarrazar en 1958 (objetos de consagración eucarística, una cruz procesional y 23 coronas votivas, todo fabricado en oro y piedras preciosas) se realizó una investigación a cargo del historiador José Amador de los Ríos , quien dejó constancia de la existencia de un cementerio junto al que descubrió los restos de una capilla funeraria en la que había sido enterrado un presbítero a finales del siglo VII. En ese lugar y 166 años después, el director y coordinador de las excavaciones de Guarrazar, el arqueólogo Juan Manuel Rojas Rodríguez-Malo, ha retomado los trabajos de Amador de los Ríos, a unos 20 metros al este de donde se encontró el tesoro y donde está el manantial. Lo ha hecho con un grupo de voluntarios en dos turnos (uno de 19 jóvenes y dos monitores y otro de 17 y dos monitores), un campo de trabajo que forma parte del programa 'Verano Joven 2025' de la Consejería de Cultura y Deportes de Castilla-La Mancha, que este año ha atendido la solicitud del Ayuntamiento de Guadamur. Además trabajar en la limpieza de mantenimiento de este yacimiento, cuyo proyecto se inició en 2013 bajo el patrocinio del Ayuntamiento de Guadamur, han reanudado los trabajos en la misma zona donde intervino José Amador de los Ríos. «Es una parcela que hasta hace unos años no se podía acceder porque era de propiedad privada. Luego se firmó un convenio con el Ayuntamiento de Guadamur y ya podemos pasar y trabajar allí. Hemos aprovechado este año para hacer una limpieza de todo ese espacio que era la necrópolis, que está entre la capilla y el manantial , donde apareció el tesoro, que es una franja rectangular«, indica el arqueólogo. Rojas ya conocía las características del lugar por un «planito» de Amador de los Ríos con los restos de la capilla, el sitio donde estaba la la tumba del presbítero Crispín. «Vimos que hay una depresión, la distancia coincide con lo que decía Amador de los Ríos, q ueda mucho por hacer pero hemos empezado a encontrar indicios de la existencia de los muros de la capilla , cuadra perfectamente con el sitio que aparece en los en los planos«, subraya Rojas. El yacimiento de Guarrazar guarda un gran número de estructuras de época visigoda entre las que destacan las cimentaciones de sillares de granito y las grandes basas de mármol que debieron pertenecer a un edificio monumental. Además de los restos de la basílica, también se están descubriendo restos de un supuesto monasterio, a escasos metros al noreste de la basílica, y las cimentaciones de un gran edificio rectangular, situado en una vaguada a unos 150 metros al sur de la basílica. «La basílica está asociada a un cementerio, que es importante, pero en la parte cumbre es la prolongación del edificio donde se hacían las abluciones en el manantial y donde estamos descubriendo unas bañeras que se llenan de agua por sí solas, porque están excavadas en la roca de la que emana el agua», afirma el arqueólogo. « Nos hace mucho ilusión volver a recuperar la investigación de hace 166 años, porque en el siglo XIX no se hacían excavaciones arqueológicas por España y esta es una de las primeras excavaciones que se hacen con fines arqueológicos. Hemos vuelto a dar otra vez con el con el lugar y con lo que saquemos en el futuro pues creo que nos va a dar bastantes datos para para poder reconstruir no solamente lo que había encontrado Amador de los Ríos sino que tendremos más datos sobre cosas que entonces se pasaron un poco por encima y vamos a poder ir un poco más lejos con nuevos detalles«. Confiesa Rojas que las excavaciones realizadas al año siguiente de descubrirse el tesoro le han dado una referencia muy interesante y está esperanzado con los nuevos datos que pueda aportar. «La alcaldesa de Guadamur está contentísima; a ver si tenemos suficientes ayudas en el futuro para poder continuar «.