Por los caminos rurales, en las riberas de los ríos o junto a las ermitas donde cada año se repiten las fiestas patronales, algo está cambiando. Allí donde antes aparecían latas oxidadas, bolsas de plástico o restos de celebraciones mal cerradas, ahora hay vecinos, voluntarios y ayuntamientos decididos a no mirar hacia otro lado. Casi 1.000 municipios de toda España han dicho basta a la basuraleza y se han sumado al Proyecto LIBERA, una alianza de SEO/BirdLife y Ecoembes que, desde 2020, trabaja para devolver dignidad y cuidado a los entornos naturales de los pueblos. La cifra no es menor. Representa una marea silenciosa que avanza desde lo local, desde plazas pequeñas y paisajes cotidianos, y que demuestra que la conciencia ambiental ya no es solo cosa de grandes ciudades o de discursos lejanos. Andalucía encabeza esta movilización con 170 municipios adheridos, seguida de Castilla y León (151) y la Comunidad Valenciana (124). Detrás aparecen Castilla-La Mancha, Extremadura y muchas otras regiones donde los pueblos han decidido proteger aquello que los define. Porque preservar un municipio no es solo conservar una postal bonita sino defender una forma de vida, una relación histórica con el entorno y la idea de que las romerías, ferias y encuentros populares deben seguir siendo motivo de orgullo, no de residuos abandonados. Bajo el lema #MiPuebloSinBasuraleza, los ayuntamientos que se suman al Proyecto LIBERA se comprometen a participar en campañas de recogida y caracterización de residuos —las conocidas acciones '1m²'— y a implicar a vecinos, asociaciones y visitantes en una tarea que va más allá de limpiar: educar y prevenir. Herrera del Duque, Moral de Calatrava, Orihuela o Nigüella son solo algunos ejemplos de municipios muy distintos entre sí que comparten un mismo objetivo. En todos ellos, el compromiso institucional se traduce también en apoyo a colectivos locales, en actividades educativas a través de Aulas LIBERA y en el uso de herramientas colaborativas como Basuraleza, e-Litter o MARNOBA, aplicaciones que convierten la denuncia ambiental en un gesto cotidiano y accesible. El proyecto no camina solo. Cuenta con el respaldo de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y de la Red de Gobiernos Locales +Biodiversidad, y ofrece a las entidades adheridas materiales, señalización y recursos de sensibilización para reforzar su mensaje. La idea es clara: luchar juntos, compartir experiencias y construir soluciones comunes frente a un problema que no entiende de fronteras administrativas. Pero la pedagogía no excluye la firmeza. Las administraciones locales recuerdan que el abandono de residuos en entornos naturales puede conllevar sanciones económicas, recogidas en ordenanzas municipales y leyes autonómicas y estatales. No se trata solo de castigar, sino de restaurar y concienciar, de hacer entender que cada gesto tiene consecuencias sobre el paisaje y la biodiversidad. «El compromiso de casi mil municipios demuestra que la lucha contra la basuraleza es un objetivo compartido por toda la sociedad», señala Miguel Muñoz, coordinador del Proyecto LIBERA en SEO/BirdLife, quien insiste en que esta voluntad debe ir acompañada de políticas ambiciosas y una aplicación efectiva de la normativa ambiental. En la misma línea, Beatriz Barajas, responsable institucional de LIBERA en Ecoembes, subraya que esta cifra histórica es solo un punto de partida: «Preservar los entornos naturales libres de basuraleza requiere del respaldo activo de las administraciones locales y de la implicación de todos». Mientras tanto, en muchos pueblos de España, la lucha contra la basuraleza ya no es una consigna abstracta. Es una acción concreta, un sábado de limpieza, una charla en el colegio, una señal en el camino. Es, en definitiva, la certeza de que cuidar lo pequeño también es una forma poderosa de cambiar el mundo.
