¿Eliminará o no las mentiras?
Con esta pregunta la congresista estadounidense Alexandra Ocasio-Cortez puso contra las cuerdas a Mark Zuckerberg. Aunque la comparecencia del CEO de Facebook ante la Comisión de Servicios Financieros del Congreso tenía que ver más con la intención de defender su ambicioso proyecto de crear una moneda digital a nivel global llamada “Libra”, la representante demócrata aprovechó el encuentro para conocer del papel que podría jugar esta poderosa red social hacia el futuro.
Ocasio-Cortez recordó que la política oficial de Facebook permite ahora a los políticos el pagar para difundir desinformación encaminada a los procesos electorales, eximiendo a Facebook de verificar la veracidad de los contenidos de los anuncios políticos.
Zuckerberg trataba de lidiar con los cuestionamientos, hasta que la Congresista lo emplazó diciendo: “¿Eliminará o no las mentiras? Es un simple sí o no. No estoy hablando de propaganda; estoy hablando de efectiva desinformación”. Ante la insistencia, Mark Zuckerberg señaló que la eliminación de un anuncio falso “depende en el contexto en que aparezca”. Según los reportes de la prensa, las respuestas ambiguas del empresario generaron inconformidad. Más allá de filias o fobias hacia Facebook, Republicanos o Demócratas, la pregunta es interesante.
Por ejemplo, en el plano espiritual, ¿estamos dispuestos a eliminar o no las mentiras? He aquí algunas de las más frecuentes: “Dios no existe”. “Somos el resultado de una explosión combinada con evolución”. “El Cielo y el Infierno no existen”. “El pecado es un relativo cultural”. “Dios es el mismo en todas las religiones, solo cambia el nombre”.
La Biblia asegura que Dios es real, y que Él creó el Universo entero; que después de la muerte una eternidad de sufrimiento (Infierno), o gozo (Cielo) aguarda a cada persona; que todos los seres humanos somos pecadores; que hay un solo Dios y mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo; que Él es el único mediante el cual podemos establecer una relación con Dios y recibir perdón de pecados y salvación.
Nuestra alma está en juego. Podemos desechar la mentira, y decidir creer en Jesucristo, pidiéndole que nos limpie, libere y transforme. Jesús vive. Invítalo a morar en tu corazón y verás cuan real, misericordioso y amoroso es Él.