La fuga de anunciantes de GH VIP tras el presunto abuso sexual a Carlota Prado ha provocado que Telecinco haya decidido retrasar la próxima edición de GH Dúo para adelantar Supervivientes y proteger, de esta manera, la marca «Gran Hermano» que tantas alegrías ha reportada a la cadena de Paolo Vasile. Cuando comenzó el boicot, muchos trabajadores del medio recordamos el caso de La Noria, que tras la entrevista pagada a la madre de El Cuco vivió un declive sin precedentes que acabó con su desaparición de la parrilla.
Era difícil que a un formato como Gran Hermano le ocurriese lo mismo que a La Noria. Si bien es cierto que la marcha de anunciantes ha hecho daño a la cadena de Fuencarral, también lo es que Telecinco ha firmado su mejor noviembre pese al boicot. Las marcas han dado de lado al formato, pero no su público y, teniendo en cuenta que este es soberano, se antoja difícil pensar que un reality como el conducido por Jorge Javier Vázquez pueda llegar a su fin por una crisis de imagen que no repercute en niveles de audiencia, sino todo lo contrario.
En cuanto a las marcas, el efecto contagio tras el primer anunciante a la fuga estaba más que cantado. Las compañías no están dispuestas a ver perjudicada su imagen y, estuvieran o no de acuerdo con el boicot, era oportuno sumarse a él y anunciar en redes sociales que retirarían su publicidad del programa. Por eso, Telecinco quiere dejar «respirar» su marca. Cuando las aguas regresen a su cauce, es probable que todas ellas vuelvan al redil e inserten sus anuncios en la que es una de las franjas más cotizadas en la televisión privada.
Mediaset y Zeppelin, está claro, pecaron de absoluta torpeza en su gestión del caso Carlota, y así vino a expresarlo también Risto Mejide en «Todo es mentira» con su alegato hace unas semanas. Está claro que las redes sociales han vuelto a demostrar su poder, toca ahora madurar lo ocurrido y aprender de los errores del pasado, incluir nuevos protocolos y proteger, mucho más de lo que se hacía hasta el momento, a los habitantes de esa casa que a menudo se descontrola sin remedio pese al ojo que todo lo ve.
No puede decirse que Telecinco no ha sido inteligente. Esta última edición de GH VIP ha sido, sin duda, una de las mejores que se recuerdan. El casting ha sido casi impecable y, pese a los «muebles», ha habido perfiles que han solucionado un programa en el que ha habido gritos por encima de la media, también llantos, amoríos e, incluso, acusaciones de bullying. Destacar, cómo no, la participación de Hugo Castejón y Adara Molinero, esta última todavía dentro del concurso y que tiene todas las papeletas para convertirse en ganadora. Los presuntos idilios Gianmarco/Adara y Estela/Kiko, sumados al despecho en los platós de Hugo Sierra, Diego Matamoros y Sofía Suescun han caldeado un formato que cierra su edición más larga pese a la huida de marcas. Qué paradoja que, pese a la crisis de imagen, la audiencia respalde sin dudarlo un formato que, para muchos, debería desaparecer para siempre. No lo duden, a Gran Hermano le queda mucha vida por delante. Con marcas, o sin ellas.