¿El confinamiento ayuda a los chicos y chicas con problemas de Proyecto Hombre?

Muchas personas sostienen que el largo confinamiento causado por la pandemia aumentará exponencialmente el trabajo de psicólogos y abogados especializados en divorcios cuando llegue la «nueva normalidad». El repunte de separaciones que se producen tras las vacaciones de verano y de Navidad avala esta percepción y el encierro obligatorio provocado por la Covid-19 ha superado los cincuenta días. Sin embargo, los terapeutas de «Proyecto Hombre» en Sevilla están observando que el confinamiento familiar está causando un efecto inesperado en familias cuyos hijos adolescentes presentan problemas de conducta o de adicciones. «En general, ha mejorado la comunicación familiar. Parece que este parón ha venido bien a las familias y padres e hijos han realizado cosas juntos que antes no hacían, como tener largas conversaciones, jugar a juegos de mesa, hacer puzles juntos o ver en la misma habitación una serie de Netflix», cuenta Reyes Caro de Iraola, trabajadora social y terapeuta de «Proyecto Hombre» en Sevilla. Ni ella ni sus doce colegas, que han mantenido por medios telemáticos las terapias que antes del estado de alarma venían realizando de forma presencial, se esperaba todo lo contrario, que crecieran los problemas. «Hay excepciones pero observamos que el confinamiento ha mejorado, en general, la comunicación familiar y los chavales se han adaptado mucho mejor de lo esperado a pasar veinticuatro horas siete días a la semana con personas que, según decían antes, no les comprenden». Los problemas no desaparecen en unas pocas semanas (en Proyecto Hombre dicen siempre que las familias «son parte del problema y parte de la solución»)pero parece que esos padres comprenden bastante más de lo que imaginaban los usuarios de Proyecto Hombre en Sevilla, algunos de los cuales se tratan allí de adicciones al cannabis y otras sustancias, así como a los videojuegos o las apuestas. «Las terapias telemáticas son más difíciles que las presenciales porque a algunos les coarta un poco la cámara y a veces no les gusta verse y les cuesta más hablar, pero se están adaptando muy rápidamente», dice Caro de Iraola. La asistencia a estas terapias telemáticas es casi del cien por cien. «Hay muy pocos chicos que no se conecten y esto es muy positivo. También se detectan menos problemas de indisciplina familiar aunque la situación actual en la que nadie puede salir influye mucho. Ellos se dejan llevar por lo que hacen sus iguales y todos están en la misma situación», añade la terapeuta, que reconoce, no obstante, que hay cierto cansancio en los chicos y que saldrán a la calle, cuando puedan, «como un Miura a una plaza de toros». En la sede salmantina de Proyecto Hombre, como en las repartidas por toda España, llevan confinados más de cincuenta días terapeutas y residentes; y efectivos de la Guardia Civil, Policía Nacional, Bomberos y Protección Civil se presentaron una noche en sus puertas no para realizar ninguna emergencia sino para aplaudirlos y animarlos. Todos hicieron sonar sus sirenas para decirles que no están solos. En Sevilla el confinamiento pilló a la mayoría de los residentes de Proyecto Hombre fuera de la sede y ya no pudieron volver. Son jóvenes de ambos sexos que reciben una atención y una terapia que les resulta imprescindible para no volver a caer en sus adicciones. «Es verdad que con muchos hacíamos trabajo ambulatorio, es decir, venían y luego se iban a dormir a sus casas, pero a la mayoría de los chicos de comunidad les cogió en sus hogares el confinamiento», cuenta Francisco Herrero, fundador y presidente de Proyecto Hombre en Sevilla. Sólo unos pocos han podido quedarse en la casa de acogida, la mayoría con graves problemas familiares o que, por una razón u otra, iban a estar mejor allí, según Proyecto Hombre. «En Sevilla se han quedado unos ocho y cuatro o cinco mujeres con las monjas. Acogemos a todas las chicas que tenían problemas de malos tratos», dice Herrero. Todo lo han tenido que improvisar, tanto en Triana como Alcalá de Guadaira, a causa del coronavirus. Han colocado terapeutas de guardia en los centros que atienden y a los casi 350 chicos y chicas que permanecen en sus casas los siguen por teléfono, skype y todos los medios telemáticos. «Prestamos muchísima atención a los padres que conviven con los niños de 14, 15 y 16 años que tenemos en Proyecto Joven y a los que no podemos atender presencialmente. Hablamos de muchos chicos con trastornos de conducta y de comportamiento que no pueden salir de su casa y que generan muchos problemas», comenta el presidente de Proyecto Hombre. La atención telemática no es igual («falta el lenguaje corporal, la mirada», reconoce Reyes Caro) pero todos los terapeutas hacen lo que pueden con los medios de los que disponen. «Creíamos que no iba a funcionar pero nuestra impresión es muy positiva. Está ocurriendo lo mismo que en nuestras casas: convivimos todo el día con nuestros hijos adolescentes o jóvenes todo el día y pensábamos que iba a ser un desastre o se iba a desintegrar todo, pero nos hemos dado cuenta de que estudian, hablan y se adaptan. Los padres somos los primeros sorprendidos y en Proyecto Hombre ha pasado igual», dice Herrera. Para los profesionales es un trabajo doble estar pendiente de ellos desde la distancia. Han tenido que ir reduciendo cometidos pero mantienen los imprescindibles, como la dispensación de metadona en los casos indicados. «La recogemos en la farmacia y se la damos a un familiar que viene a por ella. Si están en la residencia, se la damos directamente. Todos se sienten acompañados con esas llamadas y sienten de alguna manera que alguien se preocupa por ellos», dice Francisco Herrera. Saben que no están solos y que Proyecto Hombre no se para por un virus.