‘Velvet’, el triunfo del culebrón prêt-à-porter
El amor triunfa en prime time. Así es Velvet, la gran ficción romántica de Antena 3, que regresó este jueves con éxito y con unas cuantas perversidades de las mentes de los guionistas.
En total, 3.192.000 de espectadores (20,1 por ciento de share) siguieron una serie que engancha con el arte de un culebrón prêt-à-porter. Cortado a medida de la audiencia de Antena 3. Un público que disfruta imaginando otras épocas que, aunque más grises, parecen más románticas por obra y gracia del paso del tiempo.
La arquitectura de una majestuosa Gran Vía, los vestuarios más chics y, sobre todo, el laberinto de tramas que interpreta el telegénico casting de protagonistas, que brillan en cámara, son los ingredientes que convierten a Velvet en una gran producción televisiva para emocionar pero, también, para hacer soñar.
Un culebrón art déco, donde existen todos los perfiles de la buena serie de prime time: división de clases salpicada de tiranos, cómplices, ingenuos, espías e incluso buena gente.
Como buena es la fotografía visual de Velvet, una serie exquisita en realización, iluminación y músicas, que van recalcando cada movimiento con la delicadeza del gran director de orquesta. Banda sonora que impulsa sigilosos zarpazos emocionales en el espectador.
Porque el gran éxito de este tipo de series de época, como Velvet, es que trasladan al público a universos en los que es más fácil imaginar.
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor? No, pero el pasado sí propicia el escenario perfecto para jugar con conflictos que en el hoy serían menos románticos y hasta menos creíbles. Paradojas de la televisión contemporánea, en alta definición, que sin disfraces que emulan otras eras u otras realidades, los directivos de las cadenas creen que al espectador le costará empatizar con la historia y cambiará de canal. Será que no vieron Anillos de Oro.
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