A Messi le basta con un cuarto de hora para sentenciar al Atlético (1-2)
El Barcelona superó anoche al Atlético en el Vicente Calderón (1-2) en un partido en el que Messi, quién si no, volvió a ser providencial. Da igual que sea titular, que suplente, que haya sido padre y llegue casi sin dormir, que llegue al partido sin entrenamientos de esa semana. Messi es Messi, y ayer saltó al césped a media hora del final y le sobró un cuarto de hora para sentenciar a su rival.
Después de que hace un año Luis Enrique sentara al delantero en el banquillo de Anoeta en semana de selecciones y el Barça tocara fondo ese día, lo que provocó que muchos señalaran al asturiano, parecía que el técnico claudicaría ante el argentino, que esta semana celebraba su segunda paternidad, y sería titular en el Calderón. Pero otra vez fue suplente, porque Luis Enrique fue valiente arriesgándose a ser el centro de las críticas de la prensa catalana y del vestuario en caso de derrota. Y la jugada le salió perfecta.
Sin el argentino ni el sancionado Piqué en el once comenzó un encuentro en el que incluso por televisión se confundían en ocasiones a los jugadores de uno y otro equipo, porque la camiseta del Atlético de este año, completamente roja en la espalda, se confundía en ocasiones con la del Barça, con franjas horizontales.
¿Iría el Atlético a por el Barça desde el pitido inicial o le dejaría el balón? Simeone prefirió lo segundo. El balón, azulgrana y las bazas atléticas, al contragolpe. Salvo un par de llegadas de Torres, que fueron más atisbo de ocasiones que otra cosa, el cuadro catalán fue el que generó más peligro. Un gran pase de Iniesta a Rakitic y el disparo de éste que despejó a córner Oblak fue su primera gran oportunidad.
Y en el ecuador del primer período, un saque de córner prolongado de cabeza por Rafinha terminó con un remate a bocajarro de Luis Suárez que repelió el larguero. Koke y Óliver no aparecían en el centro del campo. El Atlético estaba a merced del Barça, quien por otro lado y pese a ser el auténtico dominador, tampoco generaba tantas ocasiones.
Neymar tuvo dos opciones antes del descanso. La primera, al no poder culminar en área atlética un contragolpe porque su disparo fue rechazado por el cuerpo de Giménez. La segunda, al no llegar por muy poco a rematar un centro de Jordi Alba. El descanso le vino bien el Atlético. El Barça estaba siendo mejor, aunque sólo había podido crear cuatro opciones de peligro. Posiblemente merecía ir por delante, pero el empate sin goles tampoco era una sorpresa.
Penalti no pitado y un gol por bando
La segunda mitad comenzó con dos posesiones largas del Barça en dos zarpazos el Atlético avisó y golpeó. En el primer contragolpe, un centro de Fernando Torres en el área fue rechazado por el brazo derecho de Mascherano. Penalti de libro que Mateu pasó por alto. Y en el segundo, una buena combinación entre Griezmann y Tiago terminó con un pase del portugués a Torres, quien no perdonó por bajo a Ter Stegen, quien debió dar un paso hacia adelante para tapar espacios.
Sorprendente resultado para lo visto hasta entonces, pero Neymar, con un libre directo, devolvió las tablas al partido. Las cosas volvían a estar como antes y Luis Enrique ordenó la entrada de Messi a media hora del final. Simeone sustituyó a Óliver y a un cansado Torres por Carrasco y Jackson Martínez.
Mateu compensa y Messi decide
A los 66 minutos, Mateu compensó. Mano por mano. Error por error. Esta vez fue Neymar el que disparó y cuando el balón había rebasado a Oblak, fue frenado por el brazo derecho de Godín. Otro penalti de libro que se iba al limbo, ahora en área rojiblanca.
Con el paso de los minutos el Atleti se lo fue creyendo, trataba de llegar al área rival e incluso trenzó un par de jugadas con numerosos pases. Pero ya tenía enfrente a Messi, un Messi deseoso de marcar para chuparse un dedo pulgar y dedicárselo a Mateo.
Y el argentino cumplió, cómo no, y tuvo su dedicatoria. Un balón que se quedó en las cercanías del área local, una asistencia de Luis Suárez y el gol de Messi a un cuarto de hora del final. Todo visto para sentencia. Porque el Barça manejó a su antojo los últimos minutos ante un voluntarioso pero inoperante Atlético que sólo se acercó a Ter Stegen con un centro de Juanfran al que no llegó Godín ya en el descuento. Pitido final. Otra vez decidió Messi.
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