Intolerancia
En unos cuantos d?as el presidente de M?xico fue capaz de propiciar una confrontaci?n con dos instituciones religiosas: la orden de la Compa??a de Jes?s (y de paso a la mayor parte de la clerec?a del pa?s) y, por otro lado, a la Comunidad Jud?a Mexicana. Sus reacciones, evidentemente primarias, le llevaron a fustigar a los jesuitas y sacerdotes en general, por su reclamo de justicia y de protecci?n y seguridad. La ma?anera en que sac? obuses y ca?ones hizo demasiado evidente a su enfurecido rechazo al torpedo que la lanz? el padre Javier Avila (quien lleva m?s de cuarenta a?os en su calidad de misionero en la sierra Tarahumara), y que ante la muerte de sus compa?eros de agrupaci?n Javier Campos y Joaqu?n Mora, dijo nada menos que ?los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos?.
El se?alamiento provoc? la ira del mandatario ya que el mensaje se sigui? por el rumbo de la petici?n contundente al Ejecutivo: ?revise su proyecto de seguridad p?blica, que no vamos bien y esto es clamor popular?. Lo dicho por el jesuita peg? simplemente en el eje de flotaci?n de una de sus pol?ticas fundamentales, lo que motiv? diatribas, acusaciones y calificativos tales como el de considerar ?hip?critas? a los sacerdotes que le reclaman simplemente un cambio en la estrategia, Y mucho le debi? doler que Avila remat?: "los sistemas le apuestan al olvido, nosotros le apostamos a la memoria? la vergonzosa impunidad que arropa todo el pa?s. ?Los jesuitas no abandonaremos la misi?n y menos el servicio a la gente! advirti??.
Javier Avila es todo un s?mbolo para su orden, para el clero y para much?simos mexicanos. L?pez Obrador balbuceaba en la pol?tica cuando aquel ya ejerc?a su trabajo con la poblaci?n rar?muri y, por si fuera poco, se le considera un precursor de la defensa organizada de los derechos humanos a nivel nacional. En cambio, la postura presidencial se sinti? hueca, amorfa y hasta contradictoria. Se esmeraron los amanuenses del tabasque?o en ?aderezar? y manipular las palabras del Papa Francisco que realmente fue claro al advertir la alta mortalidad por homicidios en M?xico y, claro, acomodaron sus palabras de que la violencia no genera nada bueno. ?Qui?n pide violencia cuando se pide protecci?n y justicia? Para el presidente, no solamente sirvi? para descalificar a los sacerdotes demandantes, sino que lleg? al extremo de encasillarlos en su caj?n favorito, el de los ?conservadores? y hasta adictos a la oligarqu?a en el pa?s. El Episcopado, en efecto se mostr? indignado, pero est? visto que su postura seguir? siendo la de tratar llevar las cosas con diplomacia. Como su costumbre, nada cambi? en la ?ptica presidencial, ni siquiera una gota de conciliaci?n pese al terrible suceso que prefiri? convertir en simple pesquisa policiaca y culpar al pasado, al gobierno de Chihuahua de hoy y del pasado, a Garc?a Luna, Calder?n, etc?tera.
Delicado tambi?n es el caso de sus frases y expresiones contra uno de sus ya conocidos cr?ticos, el publicista jud?o Carlos Alasraki. Le dijo de todo, pero lo que m?s molest? fue que le considerara un ?hitleriano?. Si no fuera porque el asunto es bastante serio, causar?a hilaridad la ignorancia en el manejo de estos t?rminos por el mandatario. Igual que con los jesuitas, su enojo se manifest?, aunque, la verdad, el tema no era mayormente trascendente (un supuesto acceso sin tr?mites a venezolanos que arriban al Felipe Angeles) y que tambi?n ya hab?a ?descalificado? la destapaca?os presidencial que hace una dizque relaci?n a las ?mentiras de la semana?.
El caso es que Alasraki recibi? todo el apoyo de la Comunidad Jud?a Mexicana cuyo presidente del comit? central, Marcos Shabot, quien, junto a otros integrantes de la misma organizaci?n y de la Tribuna Israelita, no se anduvo con miramientos para manifestarse en contra del uso de una palabra que no es para ese sector asunto menor. Pese a la firmeza del extra?amiento al presidente, ?ste repiti? la dosis a Alasraki, quien ya no solamente es tan hitleriano como ?Goebbels? sino que tambi?n puede tener un pensamiento estalinista, franquista, fascista, conservador, etc?tera. Y ya entrado en gastos, se fue al ataque directo al decir que la comunidad (jud?a en este caso) no tiene una patente de corso para ?da?ar? o ?afectar? su movimiento de transformaci?n.
Pero estos hechos pasan a segundo plano cuando se trata de continuar celebrando. Sin fechas reales de entrada en operaci?n, mejor se ?inaugura? con toda pompa y en presencia de sus ?favoritos?, la obra a?n en cierne de la refiner?a Dos Bocas. Quiz?, en el fondo, el hitleriano sea ?l, y siga la norma de que repetir mentiras las llega a convertir en verdades. Para quien se atreve a negar la realidad alterna en que vive, no hay m?s que su respuesta habitual que igual, sin pensarlo quiz?, parece bastante fascista: la intolerancia.
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