Es una de las imágenes del GP de Abu Dhabi de F1. Habla por sí sola de la frustración que ha sentido esta temporada Fernando Alonso al volante de un
Alpine que le dejó tirado demasiadas veces por problemas de fiabilidad. El asturiano solo pedía una cosa para cerrar su etapa con Alpine en su última carrera con el equipo de su vida (antiguo Renault) en la F1 antes de irse a Aston Martin:
Acabar la carrera y cruzar la línea de meta para honrar a sus mecánicos y a todos los que han trabajado a su lado. Pero no pudo.
No pudo porque su coche, de nuevo, sufrió la enésima avería del año, una
fuga de agua en el motor que se une a una larga lista de problemas en su coche que le hicieron perder muchísimos puntos a lo largo de la temporada. Por ello, cuando la cámara enfocó el casco del asturiano en el momento de llegar a boxes y abandonar, se le vio alguna gota bajo los ojos. Quizás sea sudor. Quizás lágrimas. Lo que quedaba claro es que su cara mostraba tristeza. No enfado. Sí desilusión e impotencia. "Es el resumen del año", decía Alonso al terminar y sumar su sexto abandono de la temporada. Se acabó su pesadilla.
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