Los incendios forestales que arrasaron con hogares en Altadena y Pasadena, en el condado de Los Ángeles, California, dejaron a cientos de familias sin hogar, incluyendo a migrantes mexicanos que llegaron al país hace décadas en busca del “sueño americano”.María González, una de las afectadas, estuvo al borde del llanto al recordar el momento en que vio como sus vecinos perdieron sus hogares, mientras a ella le negaron volver porque su departamento estaba en la zona donde el fuego estaba activo."Me siento triste… porque pude perder todo, así es muy duro. Lo bueno es que estoy bien, y tengo familia que me respalda, pero la situación está horrible", expresó la mexicana, que aún lucha por asimilar la tragedia.Thelma Sorroza, originaria de Oaxaca, logró salvar su vivienda, pero no pudo evitar el dolor por sus familiares que lo perdieron todo."Todo mundo sueña con tener su propia casa y, al haberlo logrado, dices: ‘lo lograste’, y ahora ese sueño de tantos años, de tanto sacrificio y de tanto trabajo, de la noche a la mañana ya se haya derrumbado, es muy triste y muy doloroso".Los incendios impulsados por los fuertes vientos de Santa Ana, cuyas ráfagas alcanzan hasta 170 kilómetros por hora, han cobrado la vida de cinco personas y dejaron a miles sin un lugar donde vivir.Entre las historias de lucha y esperanza destaca la de Gloria Sandoval, actriz en Hollywood de origen salvadoreño, quien vio cómo las llamas devoraron su hogar en Altadena.“Las llamas yo las vi frente a mi puerta, lo único que pude agarrar es mi gatita”, contó desde el refugio habilitado en el centro de convenciones de Pasadena, donde ha dormido los últimos dos días. Pese a la adversidad, no pierde la fe. “Voy a resurgir como el Ave Fénix”, dijo, pidiendo a la comunidad que oren por las víctimas de esta tragedia.En medio del caos, la solidaridad no se ha hecho esperar. Empresas acudieron al refugio para ofrecer alimentos calientes gratuitos a los damnificados, mientras taqueros y vendedores de frutas también se sumaron a la causa, regalando comida para apoyar a los afectados.“Aquí estamos para darle servicio hasta a 800 personas, y nos sentimos a gusto de hacerlo, de ayudar”, declaró Salvador Magno, empleado de una de las empresas voluntarias.HCM
