El Rey alerta de la “inquietante crisis de confianza” que atraviesa España

El Rey acaba de dirigirse a todos los españoles en su tradicional discurso de Navidad con un mensaje de alerta sobre la "inquietante crisis de confianza" que atraviesa nuestro país. Desde el Palacio Real, Felipe VI se ha referido a los peligros que acechan a la convivencia democrática y ha instado a todos los ciudadanos a contribuir para mantenerla en forma.

Cuando apenas queda una semana para que termine este año de polarización ideológica y gresca política, Felipe VI ha puesto palabras al sentir general: "En este mundo convulso, donde el multilateralismo y el orden mundial están en crisis, las sociedades democráticas atraviesan, atravesamos, una inquietante crisis de confianza. Y esta realidad afecta seriamente al ánimo de los ciudadanos y a la credibilidad de las instituciones".

"Los extremismos, los radicalismos y populismos se nutren de esta falta de confianza, de la desinformación, de las desigualdades, del desencanto con el presente y de las dudas sobre cómo abordar el futuro", ha advertido.

El "coraje" de la Transición

Este 2025 quedará marcado en el calendario como el del 50 aniversario del comienzo de la Transición. El jefe del Estado ha alabado el "coraje" de lo que fue "un ejercicio colectivo de responsabilidad" que "surgió de la voluntad compartida de construir un futuro de libertades basado en el diálogo". Sin embargo, Don Felipe ha llamado a no dar nada por sentado porque "la convivencia no es un legado imperecedero". "No basta con haberlo recibido: es una construcción frágil. Por esa razón, todos debemos hacer del cuidado de la convivencia nuestra labor diaria. Y para ello necesitamos confianza".

Es la tercera vez en sus once años de Reinado que Felipe VI elige el Palacio Real para la grabación del discurso más importante del año. En concreto, se ha dirigido a los españoles desde el Salón de Columnas, donde este año también se ha conmemorado el 40 aniversario de la firma del tratado por el que España ingresó en las Comunidades Europeas.

A Europa también se ha referido Don Felipe: "Nuestra incorporación al proceso de integración europeo fue el otro paso decisivo, ilusionante y movilizador. Y también fue el resultado de un compromiso colectivo: el de un país que quería cerrar una etapa marcada por un prolongado distanciamiento de una Europa con la que compartimos principios y valores y un proyecto común de futuro".

Hastío y desencanto

El Rey también se ha acordado de uno de los principales problema de los jóvenes y no tan jóvenes. "Vivimos tiempos ciertamente exigentes. Muchos ciudadanos sienten que el aumento del coste de la vida limita sus opciones de progreso; que el acceso a la vivienda es un obstáculo para los proyectos de tantos jóvenes; que la velocidad de los avances tecnológicos genera incertidumbre laboral; o que los fenómenos climáticos son un condicionante cada vez mayor y en ocasiones trágico. Tenemos muchos desafíos… Y los ciudadanos también perciben que la tensión en el debate público provoca hastío, desencanto y desafección. Realidades, todas ellas, que no se resuelven ni con retórica ni con voluntarismo".

Esta alusión más aterrizada a los problemas vitales de los españoles también la hizo la Princesa Leonor en la entrega en Oviedo de los Premios que llevan su nombre. Igual que hizo la Heredera en aquella intervención, Felipe VI ha insistido esta noche en la necesidad de diálogo y empatía para avanzar. "Estoy hablando de diálogo, porque las soluciones a nuestros problemas requieren del concurso, la responsabilidad y el compromiso de todos; estoy hablando de respeto en el lenguaje y de escucha de las opiniones ajenas; estoy hablando de especial ejemplaridad en el desempeño del conjunto de los poderes públicos; también de empatía; y de la necesidad de situar la dignidad del ser humano, sobre todo de los más vulnerables, en el centro de todo discurso y de toda política".

Sin repartir culpas

A la manera del que fuera el presidente más popular de EE UU, el Rey ha trasladado a cada ciudadno la responsabilidad de hacer algo por la convivencia en lugar de repartir culpas. "Nos corresponde a todos preservar la confianza en nuestra convivencia democrática. Preguntémonos, sin mirar a nadie, sin buscar responsabilidades ajenas: ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros para fortalecer esa convivencia? ¿Qué líneas rojas no debemos cruzar?".

"Recordemos -en esta víspera de Navidad- que, en democracia, las ideas propias nunca pueden ser dogmas, ni las ajenas, amenazas; que avanzar consiste en dar pasos, con acuerdos y renuncias, pero en una misma dirección, no correr a costa de la caída del otro; que España es, ante todo, un proyecto compartido: un modo de reunir, y de realizar, los intereses y aspiraciones individuales en torno a una misma noción del bien común", ha insistido.

Por último, y pese al horizonte oscuro que a veces dibuja la actualidad, Felipe VI ha querido despedirse con un augurio confiado: "Cada tiempo histórico tiene sus propios desafíos. Los caminos fáciles no existen. Los nuestros no lo son ni más ni menos que los de nuestros padres o abuelos. Pero tenemos un gran activo: nuestra capacidad de recorrerlos juntos. Hagámoslo con la memoria de estos 50 años y hagámoslo con confianza. El miedo solo construye barreras y genera ruido".