A lo largo de 2025 los precios han aumentado de media un 2,7% comparado con el año anterior, según se desprende de los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que hoy ha dado a conocer el resultado del IPC de diciembre. Así las cosas, si Estadística confirma un dato que por ahora es preliminar, la inflación habrá terminado el año con una tasa una décima superior a la de 2024 y, lo más importante, siete décimas por encima de ese 2% que el Banco Central Europeo (BCE) considera un dato óptimo, uno que permite aprovechar el impulso económico a la vez que aleja el peligro de deflación. Bien es cierto que ese 2,7% no es un dato catastrófico. De hecho, es el más bajo desde 2020 y confirma que nuestro país ha dado carpetazo definitivo a la crisis inflacionista que siguió al estallido de la pandemia y que llevó el IPC a una media del 8,4% en 2022. Sin embargo, el problema es que ese 2,7% se suma a los incrementos anteriores y deja, para el último lustro, un crecimiento inflacionario del 22% que ha mermado el poder adquisitivo de los hogares. (HABRÁ AMPLIACIÓN)