El lado más profundo y solidario de la Titan Desert
En julio de este año se cumplirá una década de un día aciago para la historia de Villanueva del Pardillo. Un accidente de tráfico, en verano de 2007, acabó con la vida de cuatro jóvenes. Uno de ellos, el sobrino de Eduardo Fernández, político y aventurero deportista, que charla con Estrella Digital para desgranar qué hay detrás de su decisión de competir en la Titan Desert y cómo espera preparar una de las pruebas más atractivas y a la par complejas del mundo.
Seis etapas en el desierto de Marruecos, todas ellas de más de cien kilómetros. Una locura, si nos atenemos también a las extremas temperaturas por las que transcurre el evento. Sin embargo, son estas condiciones las que atraen a los deportistas más valientes. “Asusta un poco pero es un reto. Va a ser complicado no tener problemas por lo que he leído en varios blogs y páginas de internet, pero la conclusión siempre es la misma: la satisfacción de haberla realizado al menos una vez en la vida”, confiesa Fernández.
Su historia contiene una lucha de superación. Su corazón de deportista tuvo un paréntesis a los veintitrés años, cuando tras acabar los estudios de periodismo, se adentró en empresariales. Eso, aunado a un doctorado, un máster… propició que dejara a un lado la mayor de sus aficiones. Su figura lo notó, pues alcanzó los 108 kilogramos de peso. Sin embargo, ya asentado en su vida profesional, donde entre otras tareas ejerce de concejal y portavoz en ‘partido local’, un nuevo partido de Villanueva del Pardillo, se ha lanzado de nuevo al deporte.
En apenas un año ha descendido casi treinta kilos, una tarea nada sencilla. “Al principio no podía correr por el sobrepeso. Tienes que cuidar la alimentación, hacer un ejercicio débil para no perjudicarte ninguna articulación…”, nos cuenta Eduardo. Ahora, se encuentra dispuesto para nuevos retos, aunque es consciente de que para ello necesita una importante preparación. “El pasado curso quise hacer la Explorer, que consta de cuatro o cinco prueba en el desierto. Hubiera sido una buena toma de contacto”.
No pudo realizarla, por lo que ahora se entrena en carreras de media distancia para coger ritmo. “Este domingo corrí cincuenta kilómetros. Me lo tomo como carreras de preparación, sin objetivo alguno. Voy a entrenar a diario y competir cada fin de semana”. Su siguiente destino será Colmenarejo, en La Ruta de la Miel, el próximo 5 de febrero. La mira está puesta en la Titan Desert, donde su único objetivo es “acabar”. Es víctima de esta suculenta prueba, de la que el destaca el escenario, Marruecos, donde tiene diversas amistades. “También, lo que envuelve a la prueba. La organización, los compañeros de prensa…”. Pero de entre todo, destaca la posibilidad de “compartir una experiencia única” con ciclistas profesionales.
Su lucha en las dunas será por una buena causa. “Quiero recaudar dinero para una asociación y fundación que se dedica a destinar todos sus fondos a personas que se han quedado maltrechos tras un accidente de tráfico”. Eduardo Fernández, que perdió a su sobrino, sólo cuatro años menor que él, en un accidente de tráfico de 2007 en Villanueva del Pardillo, quiere solidarizarse con todos aquellos que cada tienen la mala fortuna de toparse con el lado más oscuro de la carretera. Una historia de superación y solidaridad, que aspira a culminar con un maillot en el que además de patrocinadores, se acuerdará de los suyos: “Llevaré una pequeña reseña de mi ayuntamiento”.