El Real Ciencias , uno de los clubes con mayor solera y tradición del panorama rugbístico nacional, busca en estos días financiación para afrontar un problema de liquidez en tesorería que ha repercutido en su plantilla de jugadores. Se les adeuda, en concreto, los últimos dos meses y medio , desde enero, debido a los compromisos de pago no ejecutados por parte de algunos patrocinadores de la pasada temporada y al retraso de los ingresos prometidos por las instituciones públicas al único representante andaluz que milita en División de Honor , máxima categoría del deporte del oval. Con el fin de satisfacer la deuda contraída con sus profesionales para que esta situación anómala no se prolongue más en el tiempo, la directiva del club científico, que preside Rafael Monserrat , está realizando aportaciones dinerarias y avalando con su patrimonio una línea de crédito con los bancos que, esperan en el club, pueda tener luz verde en breve, la próxima semana a ser posible, para proceder cuanto antes al pago de al menos una parte de esas cantidades atrasadas. El diálogo entre la plantilla y la directiva, con el presidente ejerciendo de portavoz, es continuo y hay que destacar que no se ha resentido el rendimiento del equipo, tercer clasificado del gru po A de la segunda fase de la temporada regular. Se espera que en lo relativo a la línea de crédito pueda haber buenas noticias antes del próximo partido liguero, que el Real Ciencias abordará a domicilio contra el Recoletas Burgos en la mañana del 24 de marzo, Domingo de Ramos. Como desveló Relevo, el plantel científico protagonizó una extraña jugada al comienzo del último encuentro, contra el Silicius Alcobendas , que los hispalenses vencieron por 24-9. Los madrileños pusieron el oval en juego y el capitán científico, Coco Roldán, lo descolgó en la línea de veintidós. Sin que ningún rival fuera en su búsqueda, con todos los jugadores parados, el zaguero argentino se dirigió al centro del campo y concedió un saque de lateral al Alcobendas. Luego ya se disputó el partido con absoluta normalidad y se lo acabó llevando el Ciencias. Fue un gesto consensuado con el equipo adversario, la manera de protestar del plantel para dar a conocer la situación. Que es incómoda para todo el mundo, también para los dirigentes de un club que siempre ha sido modélico, ejemplo de cómo trabajar y hacer las cosas con poco dinero y una personalidad muy definida, llegando hasta donde se puede, pero con una mentalidad ambiciosa, sin renunciar a nada y con la ilusión por bandera. La pérdida el verano pasado del patrocinador principal obligó a una reducción presupuestaria en la que habrá que insistir de cara a la próxima campaña , aunque no sea el deseo, si en estos meses no se halla esa fuente de financiación, ya sea pública o privada (o las dos), que pueda sostener económicamente al proyecto. En las antípodas del fútbol En el rugby nacional no se cobran cantidades desorbitadas. Los directivos del Ciencias no perciben nada por su labor diaria y muchos de los jugadores van al día, asumiendo los gastos de alquiler de sus viviendas. Es un deporte que en España se mueve económicamente en las antípodas del fútbol, con estructuras semi-amateurs en muchos casos. No obstante, el Real Ciencias ha apostado fuerte en las últimas temporadas. No se ha conformado con sobrevivir en la máxima categoría. Después de su último ascenso y tras asentarse en la División de Honor, ha dado varios pasos al frente para codearse y consolidarse entre los mejores equipos del país. Y lo ha hecho fichando a varios internacionales por España con el XV del León como Vicente del Hoyo, Alvar Gimeno o Marcos Muñiz. Ahora mismo es el tercer club español, por detrás del Recoletas Burgos y el VRAC Quesos Entrepinares . Con ambos clubes compite en franca desventaja, ya que estas dos entidades reciben importantes aportaciones públicas de sus comunidades y ayuntamientos. Ayudas a las que el Ciencias, sin embargo, no tiene acceso . La aportación pública conjunta (Junta, Diputación y Ayuntamiento) es muy pequeña en relación a su presupuesto y la del Ayuntamiento, en concreto, y según fuentes del club, está por concretarse esta temporada. Todos los ingresos que se perciben se destinan a la primera plantilla, al equipo sub 23, a las escuelas de cantera donde hay muchos niños y a los gastos ordinarios, operativos y logísticos (viajes, fisios...) del día a día para funcionar del modo más profesional posible. Dos veces campeón de la liga española y tres de la Copa del Rey en los noventa, el Ciencias necesita ayuda. Se enfrenta cíclicamente al mismo problema que otros muchos clubes deportivos de la ciudad y la provincia. Tienen un techo que no pueden romper, un denominador común que los lastra. Les falta visibilidad, pero aun teniéndola, es francamente difícil que las empresas privadas más potentes del tejido sevillano y andaluz quieran sumarse a proyectos de este tipo. Y si las instituciones tampoco se involucran lo suficiente, como sucede en otros puntos de España, ir más allá de la mera supervivencia se asemeja a un milagro. Ahora mismo, el ejemplo que contrasta con el sevillano es Burgos, donde tienen al club puntero de rugby del país (Aparejadores) y a dos equipos de baloncesto compitiendo en la LEB Oro (San Pablo y Tizona) con posibilidades de ascenso a la ACB.