Vacaciones a plazos: no hay viaje malo salvo el que lleva a la horca

Estamos en Semana Santa y muchos se han ido a disfrutar de unas merecidas vacaciones y otros están a punto de hacerlo. Todo ello a pesar de que los precios de los servicios turísticos han subido mucho en los últimos tiempos. Algunos miramos con nostalgia los precios de una habitación de hotel o de un vuelo hace un par de años donde la inflación no había mermado nuestro poder adquisitivo.

A pesar del precio, algunos estudios muestran que 8 de cada 10 españoles no están dispuestos a renunciar a sus vacaciones para desconectar de la rutina, algo observable en los atascos de las carreteras, reservas de hotel agotadas y aeropuertos masificados. De los que se toman unos días de vacaciones, entre un 15-20% solicitan un préstamo para financiarlas. No es algo nuevo, pero es una tendencia creciente, a pesar de los elevados tipos, por la que el número de peticiones de crédito para viajar se ha multiplicado por tres desde 2021.

Pero es que se junta el hambre con las ganas de comer, porque hay un exceso de liquidez ociosa en el sistema financiero que está generando una amplia amalgama de ofertas de créditos para viajar, no sólo por parte de bancos sino también establecimientos financieros especializadas en créditos, que están creciendo como las setas y aún mejor, compañías ajenas a este rubro que se suman al carro del dinero fácil, algunas muy conocidas del sector de las telecomunicaciones y la tecnología, entre otras. De hecho, el método tradicional de tener un préstamo fácil es el uso de la tarjeta de crédito que hoy día también son emitidas por grandes superficies y otros.

Hay que sumar la facilidad para conseguir el préstamo deseado solicitándolo online, desde casa, en cuestión de minutos, con el dinero ingresado en 24 horas y cuotas muy asequibles. Basta con buscar en Google “préstamos para viajar” y salen 629.000 resultados en 0,32 segundos, lo que muestra que es un negocio en auge. Nunca ha sido tan fácil conseguir un préstamo. Ahora bien, hay que leer con extrema precaución la letra pequeña, pues cuanto más rápida y fácil sea la concesión, más dura puede ser la caída. La falta de cultura financiera puede transformar nuestro viaje de ensueño en una travesía por el infierno, como ya ha ocurrido con algunos clientes de las tarjetas “revolving” que mostraban unas cuotas tan bajas que ocultaban la realidad, que nunca amortizaban la deuda pendiente.

Decía Cervantes que no hay ningún viaje malo, excepto el que te conduce a la horca, y eso puede ocurrirle a quienes se dejen llevar por los cantos de sirena de algunas ofertas sin comisiones de apertura, pero que aplican una TAE que parece un rejonazo en el costado y que puede herir de muerte nuestras finanzas.