La fatalidad también es fiel compañera de quienes suben el Monte Everest
El promedio de muertes llama la atención. El costarricense Warner Rojas fue testigo en 2023 de las tragedias que viven quienes intentan llegar a la cima del Monte Everest.
El peligro es el fiel compañero de cada persona que intenta subir el Monte Everest. Cada paso que se da para llegar a los 8.848 metros sobre el nivel del mar representa un desafío descomunal. Las cifras son elocuentes: en promedio, cada año mueren unos cinco alpinistas.
Ligia Madrigal, quien se convirtió este miércoles 22 de mayo en la primera tica en llegar a la cima del Everest, sabe mejor que nadie de este riesgo latente. Incluso, el número de víctimas puede cambiar en cualquier momento; por ejemplo, a mediados de 2023 se llegó a 12, en 2019 la cifra fue de 11 y en 2014 alcanzó 17 por una avalancha.
Las autoridades de Nepal han sido criticadas por emitir hasta 479 permisos para la ascensión. La mayoría de los montañistas requieren de un guía, por lo que se calcula que más de 900 personas intentan llegar a la cumbre. Entre otros problemas, la gran cantidad de alpinistas genera embotellamientos en la montaña o tiempos de espera en altitudes peligrosas para la salud.
El costarricense Warner Rojas fue testigo en 2023 de las fatalidades que forman parte de la lucha por llegar a la cima del monte más alto del mundo.
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“Un montañista de Malasia que iba delante de mí estaba en mal estado, pero trató de seguir. Cuando bajé al Campo Base, a esperar el helicóptero, el cuerpo de esa persona llegó envuelto en su bandera, porque no había soportado el esfuerzo que hizo”, narró Rojas en mayo de 2023, tras ser trasladado a un hospital con síntomas de un incipiente edema pulmonar.
Warner fue el primer costarricense en alcanzar el techo del mundo. El escazuceño logró la hazaña el 24 de mayo de 2012.
Otro caso muy conocido es el del australiano Jason Bernard Kennison, de 40 años, quien alcanzó la cumbre en 2023, pero quedó “inconsciente” en lo alto de la montaña y fue trasladado a la zona conocida como el Balcón, un poco más abajo de la cima del Everest.
“Como las botellas de oxígeno se estaban acabando, decidimos bajar al Campo 4 con la intención de volver a subir con botellas y rescatarlo”, informó en aquel momento a la AFP Dawa Steven, sherpa de Asian Trekking.
“Pero el fuerte viento y el mal tiempo nos impidió volver por él para bajarlo. Murió en el área del Balcón”, añadió.
Según medios australianos, Kennison sufrió un grave accidente de auto en 2006 y estuvo varios años en rehabilitación para poder andar con normalidad de nuevo. Diecisiete años después encontró la muerte muy lejos de las carreteras.
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La primera ascensión a la cumbre del Everest se logró en 1953 por el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalí Tenzing Norgay. Desde entonces, temporada a temporada incrementa el número de muertos y muchos de los cuerpos inertes siguen ahí, en la montaña, abandonados para siempre en sitios de difícil acceso.