Tres puntos de oro para la Real Sociedad, aunque logrados con sufrimiento, en la prolongación y de penalti. Paso adelante de los donostiarras en su carrera por alcanzar la cuarta plaza que le dé acceso a estar la próxima temporada en la Champions League. Frenazo, en cambio, para el Espanyol en la consecución de la permanencia, objetivo prioritario para este curso, aunque los catalanes están a diez puntos del Mallorca, equipo que marca el descenso cuando solo quedan ocho partidos (24 puntos) para que acabe el campeonato. La superioridad de la Real Sociedad no se plasmó en el marcador hasta la prolongación, cuando Jaime Latre castigó una caída de Merino dentro del área, VAR mediante, tras chocar con Calero. Isak no falló desde los once metros.
Buen planteamiento de ambos equipos. La propuesta de Imanol Alguacil era la de dominar el partido a través del balón mientras que Vicente Moreno se mostraba ambicioso a pesar de las importantes y trascendentes bajas que tenía. No podía contar el Espanyol con su portero titular ni con su delantero y jugador franquicia. Diego López no superó sus molestias musculares y Raúl de Tomás, empatado con Juanmi como mejor goleador nacional (14 tantos), había caído en el parón liguero al lesionarse en el hombro en un entrenamiento con la selección española. Oier, bajo palos, y Loren, arriba, trataban de que no se notaran las ausencias blanquiazules. Lo logró el cancerbero (min. 7) cuando despejó con el flequillo un remate a bocajarro de Zubimendi o cuando desbarató una clarísima ocasión de David Silva (min. 31) tras un lamentable error de Oscar Gil. Entre ambas la mejor del equipo perico en la testa de Cabrera desde el punto de penalti, que salió lamiendo el palo izquierdo de la portería de Remiro. Muy bien Oier, desapercibido Loren. Alguacil también sufría la ausencia estacada de Oyarzabal, con grave lesión de rodilla.
Dominaba el partido la Real Sociedad. Se defendía como podía el Espanyol, basando su contención en el buen ajuste y entendimiento entre Cabrera y Calero. El balón corría en campo catalán pero sin consecuencias. Los escasos fogonazos del equipo perico salían de las botas de Darder pero ni sufría ni padecía el equipo txuri-urdin en defensa, que apenas sudaba a la hora de recuperar balones. Se mascaba el gol local en el Reale pero las imprecisiones de los delanteros vascos y el acierto de Oier, vasco también, en las escasas ocasiones generadas mantenían inamovible el marcador.
Acostumbrado a rentabilizar sus escasos remates, el Espanyol tuvo posibilidad de marcharse al descanso con ventaja. Una falta lateral la remató Puado limpiamente de cabeza desde dentro del área pero ni la colocación ni la fuerza fueron suficientes para batir a Remiro, que atajó con algunos apuros.
La segunda parte comenzó con polémica. No hay partido en el que no intervenga el VAR y en esta ocasión volvió a actuar anulando un gol de Sorloth por una falta previa sobre Cabrera antes de rematar (realmente mal, por cierto) una asistencia desde la línea de fondo de Silva. Jaime Latre acudió a ver las repeticiones y si bien hubo contacto, la envergadura del noruego en su contacto con el uruguayo despiertan ciertas dudas sobre si la falta existió realmente y si era tan flagrante como para invalidar la jugada.
Respiró el Espanyol pero le vio las orejas al lobo Vicente Moreno, que trató de agitar el partido dando entrada a Vilhena y a Puado. No se notó el cambio. Sí en cambio la entrada de Djouahra, que le dio más superioridad a la Real Sociedad, volcada completamente sobre el área de Oier. Con media hora por delante, parecía un milagro que el equipo perico pudiera salir vivo de Anoeta. Y murió en la orilla, cuando ya acariciaba el punto, tras el penalti de Calero sobre Merino.