Rafael Nadal ha jugado 37 partidos esta temporada. Solo ha sufrido tres derrotas. Uno de los nombres que tiene la etiqueta de 'verdugo' es Taylor Fritz , el rival con el que se mide hoy en los cuartos de final de Wimbledon (sobre las 16 horas, Movistar). Después de cientos de dudas, con un tratamiento nuevo en el pie y seis meses de enfermería, Nadal se plantó en 2022 con un traje de campeón nuevo. Un partido, una victoria; cuatro partidos, un título (ATP 250 de Melbourne); once partidos, once victorias, el Abierto de Australia ; dieciséis partidos, dieciséis victorias, título de Acapulco; veinte partidos, veinte victorias, final de Indian Wells, una lesión en las costillas, Taylor Fritz. El estadounidense, 24 años, 14 del mundo, estuvo a punto de no jugar aquella final. El tobillo lo estaba matando. Pero era Indian Wells, a apenas dos horas de donde nació y donde descubrió que su pasión, y lo que lo llevaba cada año a perseguir autógrafos de sus ídolos cuando era pequeño, también podría convertirse en su trabajo. Decidió saltar a la pista ante Nadal, infiltración mediante en el pie. Y la apuesta salió bien. Hizo un gran encuentro y la lesión de Nadal ayudó a perfeccionar el resultado, roto el balear en las costillas desde el encuentro anterior con Carlos Alcaraz. Por eso, se relativiza aquel choque con la perspectiva del de hoy. Ni uno ni otro eran los mismos; ni tampoco lo es el escenario ni la ronda; nada. «No vale la pena compararlo. De cemento a hierba cambia bastante. Y circunstancias extrañas por ambas partes», admite Francis Roig después de un entrenamiento de dos horas en la pista 16, de cara al público en lugar de en el recogido Aorangi. Hay ejercicios de volea, de drive paralelo, de carreras hacia atrás para tapar el revés, bromas . Todo marcha bien, pero hay respeto por el rival, como siempre: «Es un jugador que desde jovencito prometía mucho. Su tenis ha ido evolucionando bastante. Ha obtenido sus mejores resultados hace poco, Indian Wells. Golpea muy bien y antes quizá le costaba un poquito tener una buena movilidad. Hoy se mueve mucho mejor y por eso su ranking ha subido. Muy peligroso en hierba. Su impacto hace correr muy bien la pelota. Habrá que tener un gran día», analiza el entrenador de Nadal. Fritz ha dado el estirón en este 2022, en la segunda semana del Abierto de Australia por primera vez en su carrera, campeón de su primer Masters 1.000 (Indian Wells) y también de Eastbourne -que también ganó en 2019- justo antes de estos cuartos de Wimbledon. Pero ahí ya es veterano Nadal, ocho veces en esta ronda en el Grand Slam londinense, 47 en el total de grandes. Y hay optimismo en el equipo del español, aunque también mesura. «Dadas las urgencias podemos estar contentos, hace tres años que no jugábamos en hierba. Llegamos aquí y lo primero era poder competir. El tratamiento del pie funcionó en Mallorca y cuando llegas lo primero es competir. Lo he visto muy bien los dos últimos partidos. Aunque le costara cerrar ante Sonego , ha habido mucha diferencia de nivel, sobre todo de impactar a la pelota y dominar, de poder irse hacia delante. Vemos las estadísticas y cuanto más hacia la red pueda ir, mejor estará golpeando. Ha sacado bien, pero todo lo que hace se puede hacer mejor, sobre todo en hierba y en el primer torneo que haces». Del pie no hay noticias, que es en sí misma la mejor noticia. Y se ha podido entrenar bien durante los días previos al torneo y durante el mismo. Ya no se trata de acumular horas y movimientos, que ya se han recuperado de los mejores momentos sobre el verde, finales en 2006, 2007, 2008 (título), 2010 (título), 2011 y semifinales en 2018 y 2019, sino de afinar algunos desajustes porque ya son unos cuartos, es Fritz el rival y hay ganas de más. «En el día de descanso ya no es solo pegarle, sino cosas más puntuales que te puedes encontrar en cada partido. Porque si te lo encuentras y lo has entrenado, tienes más confianza a la hora de ejecutarlo, tienes más convicción de que puedes tener éxito», explica Roig, que pule al campeón de 22 Grand Slams como si no hubiera ganado ninguno todavía.
