Era mentira. El suspense y la incertidumbre se prolongaron durante cinco días, pero en la carta del pasado miércoles el presidente del Gobierno ya había adelantado cuáles habrían de ser sus próximos objetivos. En aquel mensaje, que los más ingenuos quisieron interpretar en clave personal, Sánchez apuntó a la prensa crítica y a la independencia del Poder Judicial y los marcó como obstáculos explícitos para su proyecto. Se trata de dos instituciones especialmente vulnerables y que deberían estar singularmente protegidas de la injerencia política.