AlfonsoyAmigos se tira por la ventana
Galapagar – Valmayor – Zarzalejo - El Escorial
Los ciclistas y todos aquellos deportistas que realizamos actividades al aire libre nos hemos acostumbrado mal
Todos entenderíamos que llegaran el frío y las lluvias propias de la época, (aún quedan fechas para que finalice el invierno), pero ya viene siendo habitual que apenas llueva y haga un calor inusual y al siguiente día se presente así, llamando a nuestras puertas, una DANA que trae malas intenciones.
Nos avisan de que llega Gota Fría de la que resultará difícil escapar a finales de esta y de la próxima semana y de ventanas que se abren y se cierran para darnos apenas un respiro.
Para los ciclistas de ruedas gordas como nosotros, el frío es llevadero y el viento soportable si acostumbras a rodar entre hayas, robles, pinos o encinas, pero la lluvia es otro cantar. Hasta el peor de los chubasqueros te cubrirá bien de la lluvia los primeros kilómetros, pero ni el mejor y más caro logrará impedir que regreses a casa calado.
El coronavirus consiguió en su momento que nos quedáramos más de un fin de semana en casa, para gozo de los avezados vendedores de rodillos/máquinas de spinning y disfrute de los que estuvieron rápidos de reflejos al llevarse un aparatejo de estos para casa. Sin embargo, a lo largo de su historia, AlfonsoyAmigos ha suspendido contadas salidas por la meteorología adversa, pero esta vez ha sido distinto.
Empezó a llover el jueves, se incrementó el viernes con cielos amenazantes y se predijo que el sábado se abriría una ventana.Pues nada, ataviados tal que viajeros en la máquina del tiempo, un grupo reducido de amigos cogemos los bártulos, nos armamos de valor y atravesamos la ventana en un plis plas, después de haber cambiado los cromos del domingo por los de este sábado.
Pero nada de pensar en desplazamientos largos ¿eh?. Más aconsejable quedarnos cerca de casa en localidad y parajes conocidos por todos como Galapagar, donde nos reunimos: Andrés, Ángel, Enrique, Juan, Santi y Alfonso.
Con el encuentro llegan los abrazos, pero con un ojo puesto en unos cielos extrañamente despejados de nubes y donde el sol coquetea con nosotros. Bueno, parece que hoy no va a llover.
En los GPSs llevamos el trazado que nos proponemos, un recorrido que a todos resulta muy familiar y que comienza con descenso rápido hasta casi tocar con la mano el agua escasa del Embalse de Valmayor, para seguir por recorrido siempre divertido por zona habilidosa en busca del Embalse de los Arroyos.
Para salvar el paso prohibido de la pantalla aprovecharemos el bajo nivel de agua para cruzar, unos metros más abajo, por antiguo puente de piedra, el mismo que utilizaban pastores y vecinos de la aldea perdida de Navalquejigo, inundada en 1966.
Después de divertirnos zigzagueando por sendero, cruzamos el embalse por viaducto y a nuestra derecha, a la vista, dejamos parte del puente del Tercio, del siglo XVIII, que ordenó construir Carlos III a Marcos de Vierna.
Realizando rodeo por el Camino Vilanillo vamos en busca del área recreativa de Valmayor y su pequeño puerto deportivo, para cruzar la pantalla principal, afrontar ascenso por la carretera de Valdemorillo en dirección a la Urbanización Pino Alto y seguir rodando por el camino de Navalroble y la vereda de los Vaqueros.
Hoy no tendremos que superar grandes desniveles pero es cierto que apretamos la marcha cada vez que resulta posible. La Colada de la Fuente Vieja y la divertida de la Crucijada nos acercan a La Estación y Pajares, población con categoría de barrio de Zarzalejo.
Después, avanzamos sobre los restos de la calzada romana del siglo III (Itinerario Antonino) sobre las baldosas de granito que tras el paso de los años quedan en su lugar. Parece ser que los lugareños dieron años atrás otro uso a muchas de estas piedras, desconociendo el valor histórico que tenían.
En el tramo final, quizá el de más pendiente, más estropeado y escalonado, siempre nos empeñamos en descender sin poner al final pie en tierra. Hoy lo hemos logrado y se nos nota el contento.
Seguimos adelante y tras pasar por puerta cruzamos con precaución las vías del tren, lo que nos da vía libre para rodar con soltura por el Camino del Chicharrón, extrañados de no encontrar las zonas encharcadas de otras ocasiones.
Nuevo puente romano para cruzar el arroyo del Batán, acceder a tramo de carretera, superar dos rotondas y adentrarnos por la derecha, (hoy sin tener que abrir ninguna puerta metálica de alambres) a zona muy deteriorada que nos da acceso a zona urbanizada y al Camino de Navalquejigo, con sus seis o siete cancelas, que no abandonaremos hasta llegar a la estación de Las Zorreras.
Un fácil rodar por zona urbanizada nos llevará directamente a aprovechar a lavar de bicicletas del poco barro cogido en el último tramo. Sonrisas, abrazos y un sol que sigue presente.
Buena hora de finalización, propicia para no desaprovechar la oportunidad de sentarnos en terracita a tomar unas cervezas y aperitivos. Cumpleaños recientes y varios voluntarios dispuestos a invitar, pero el grandfather Andrés ganará la disputa. Felicidades a todos.
En 2019 |