El primer kilómetro cero de la Pasión de Cristo, según Madrid
Por las torrenteras espirituales del Domingo de Ramos , la ciudad iba presentando una calma de ramas de olivos, de palmas. El cielo, ese elemento tan temido por los cofrades había venido trayendo unas nubecillas difusas, que quizás fueran polvillo del desierto. Como el que tuvo que haber en Jerusalén hace dos milenios. El cofrade madrileño había mirado a la luna casi llena del sábado con jolgorio: apenas tenía cerco. Ya los retranqueos (el último ensayo, mínimo, de un par de metros para ajustar todo el vibrar del paso) estaban hechos. Читать дальше...