Me niego a ser un «teleco» para saber enviar un bizum
Hace un par de días estaba sacando dinero de un cajero automático en el barrio de San Blas, en Alicante, cuando se me acercó un señor. Me contó que tenía 89 años y que su mujer le había enviado a por el dinero para la semana. Era la segunda vez en su vida que se enfrentaba a la máquina, a veces útil, pero muchas también perversa, sobre todo para nuestros mayores. A ellos les debemos todo, pero injusta e, incluso, miserablemente, parece que queramos apartarlos porque parece que estorban y ya nos sobran. Читать дальше...