Dos nias crecen al interior
Una casa. Un bosque. Una niebla. Un ir y un volver. Un fuera y un dentro. Un sueo. Una lechuza. Un limbo. Todos estos elementos surgen y se repiten y regresan. As es Xicotepec. Aos Roble, el segundo poemario de Aurelia Corts Peyron. Este segundo experimento, esta vez, boscoso, que viene a llevarnos a una casa en un lugar magnfico, as como a todo aquello que conlleva la casa. Es en ese lugar donde la amistad entre dos nias se afianza como las races mismas de un roble ?fornido y grandioso?. La autora escribe:?Fingimos que nos vamos a quedar aqu para siempre.Colgamos la ropa en un alambre oxidado que une dos rboles, uno ms joven que el otro.Queremos inventar un pasado para llegar al futuro.? [1]Son versos como este que nos hacen sentir emocin, que ?inventan un pasado para llegar al futuro?, que conmueven, ya que permiten fcilmente imaginar a dos nias que juegan entre la realidad-pasado enmarcada por la poesa.En su poema, El ro, Corts Peyron prosigue:?Nuestros rostrospara siempre al margen,doblemente ocultos,la dicha de volver a ser nias,el deseo infantil de escoger a una hermanacon lunares en espejo? [2]As, estas nias, las nias de los poemas, comparten algo: el deseo de una hermandad que se extiende hacia su fsico, hacia un equilibrio entre los lunares de su cara. La poeta nos transporta a un recuerdo que es a su vez y siempre, imagen. Lo hace con soltura y habilidad.Y todo esto ocurre en el centro de la naturaleza, en un ambiente donde conviven las palomillas y los relmpagos, las texturas del verdor y su sonido entrecortado. La poeta se detiene mucho en ese punto y hace que nosotros queramos detenernos tambin: en el sonido que crea un eco y que se desliza por la pgina. Realiza inventos como el siguiente:?Hojas y piedritas contra el vidrio, insistente basura en el ojo, linterna prendida?. [3]De este modo, sus imgenes, suenan.En poemas como el anterior, Palomilla, es posible apreciar el viaje que la poeta emprende, no solo a esta casa en un bosque, sino tambin a la forma potica. Ella va hacia la poesa en prosa en este caso y en varios ms, explora el verso seguido, sin perder la intensidad de la imagen. Sin embargo, de pronto, corta. Este es el caso de Montaa, en el que la escritura se reduce, una sencillez no simplificada, que parece quizs voltear a ver, acercarse al menos, a algo as como una sensibilidad ?orientalizada?, minimalista, como un Haiku sin ser un Haiku. Corts Peyron escribe:?La montaa me convierteen la nia bajo la mesa?. [4]Y es ah donde se observa esta suerte de sensibilidad, este tomar lo ms econmico de una imagen, combinarla con lo natural y llevarla hasta el lmite, como sucede con los Haikus: hasta hacer que se vea, que suene y se sienta. Es la nia bajo la mesa y la nia dentro de la casa y fuera, siempre sintiendo y hacindonos pensar. Y en este adentro y este afuera, las hojas se marcan y las fotografas transcurren como un montaje. La seleccin de palabras de Corts Peyron se mantiene siempre coherente, en el mismo campo semntico, es decir, el mundo verde y la infancia que lo respira.Una casa. Un bosque. Una niebla. Un ir y un volver. Un dentro y un fuera. Un sueo. Una lechuza. Un limbo. Todos estos elementos nos envuelven en Xicotepec. Aos Roble y mientras tanto, dos nias crecen al interior.AQ