Teo Romero, el culturista campeón de España de NBBUI en silla de ruedas que busca patrocinador
Al culturista Teófilo Romero lo delata su deje madrileño, que no lo ha perdido aunque vive desde los 14 años entre las localidades toledanas de El Viso de San Juan y Cedillo del Condado, donde reside ahora. No muy lejos de allí, en la autovía A-42 (Madrid-Toledo), su vida cambió el 24 de noviembre de 2004. En el kilómetro 55, sufrió un accidente de tráfico que lo llevó al Hospital Nacional de Parapléjicos, desde donde salió andando al cabo de un año. Pero la médula se le cicatrizó con quistes, que evolucionaron hacia un tumor benigno en la dorsal 5. «Éste es el que no me deja ahora mismo mandar la señal del cerebro a las piernas, que las tengo nulas», relata Teo. En junio se proclamó campeón de España de NBBUI ( Natural Bodybuilding Union International ) en silla de ruedas y también de Castilla-La Mancha, con un número de participantes muy reducido porque son alrededor de una veintena los que practican esta modalidad de culturismo en nuestro país. El 29 de abril competirá en Navalmoral de la Mata (Cáceres) y el 6 de mayo en Segovia. Pero tiene un problema: «No tengo ningún patrocinador». «Busco pequeñas ayudas, económicas o de material, para competir», afirma este miembro de la Asociación Española de Fundaciones (AEF). El deportista, entrenando esta tarde JIMMY REJÓN Lleva años practicando culturismo, pero hasta el año pasado no se volcó en él. Y salió por la puerta grande. «De dos competiciones que he hecho, dos que me he traído», resume este deportista de 43 años, que entrena en el Club Deportivo Arena de Ugena, a 8 kilómetros de su casa, pero no trabaja: «Tengo una gran invalidez por un dorsal 5 y con un tumor benigno en la médula». Entrena de dos a tres horas diarias, de lunes a viernes, y da charlas en centros educativos. «Hay que decir a la gente que no se ha acabado el mundo, que podemos hacer más cosas», suelta Teo, que ha realizado campañas para que la gente no olvide usar el cinturón de seguridad en el coche. En el caso de este culturista, la experiencia es un grado.