La Superliga cambia planes
Los organizadores de la Superliga europea acabarán saliéndose con la suya. Están a la espera de una sentencia que podría delimitar el poder de la UEFA. Si el veredicto les fuera favorable habrían dado un paso adelante importantísimo. La sentencia, en mi opinión, llegará tarde porque Florentino Pérez, y los dirigentes a quienes encabeza, ya …
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Los organizadores de la Superliga europea acabarán saliéndose con la suya. Están a la espera de una sentencia que podría delimitar el poder de la UEFA. Si el veredicto les fuera favorable habrían dado un paso adelante importantísimo. La sentencia, en mi opinión, llegará tarde porque Florentino Pérez, y los dirigentes a quienes encabeza, ya han modificado las normas de la competición en las que estaban los argumentos más sólidos de los adversarios. Ya no se plantean competición cerrada al modo de la NBA estadounidense, sino que aceptan la participación por méritos deportivos.
El fútbol europeo, el mundial y muy especialmente el español, necesitan cambios radicales en su organización y fundamentalmente en lo que atañe a la economía. La mayoría se los clubes españoles están arruinados y la participación en un gran torneo continental no les llevaría a mejorar su situación financiera. Algunos han hipotecado su futuro para cincuenta años. Todas las operaciones que se adoptan, con grandes empresas internacionales, fondos de inversión y similares, como ahora ocurre, no son la salvación definitiva. Son pan para hoy y hambre para mañana. La llegada de inversores de toda índole, especialmente los de los países petrolíferos, en Inglaterra especialmente, no han contribuido a salvaguardar el futuro.
El fútbol precisa un cambio económico que comienza por los sueldos exagerados e inasumibles por la mayoría y los traspasos en los que se manejan los euros como si fueran las viejas pesetas. Los deseos de grandeza de la mayoría ha contribuido a cambiar la presencia del aficionado por la estancia en los consejos de administración de quienes, en muchos casos, no saben cuál es asunto que manejan. La Superliga puede dar nuevos aires al fútbol europeo pero no aliviará los déficit. Tal vez con este torneo vivamos más locuras y, en ocasiones, desapariciones de clubes cuya historia, más o menos gloriosa aunque entrañable para ciudades que los crearon, albergan y defienden sus ciudadanos.
Posdata, Marcos Alonso, hijo de Marquitos, fue jugador histórico en el Barcelona. Los Marcos han creado estirpe en el fútbol y ahora es barcelonista el hijo del fallecido. Marcos Alonso Peña fue gran jugador y merece la pena recordarle.
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