Saber competir, dar la cara, lamentar oportunidades perdidas, pensar que con
Gavi y
Pedri hubiera sido diferente o cogernos a que ahora estaremos centrados en la Liga… Todas ellas son buenas excusas de la masa culé que precisa de terapia para salir de la depresión que comporta llevar ocho años haciendo el ridículo en
Europa. Mientras, el eterno rival se ríe de su suerte con goles de rebote y remontadas que ya forman parte de lo habitual. Los vasos comunicantes duelen y la travesía en el desierto se hace larga. Tener paciencia con el proyecto deviene un mantra que nos repetimos hasta la saciedad, queriéndonos convencer de que ‘ja tenim equip’ y que
Xavi está plenamente capacitado.
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