Cinco horas antes de que se lanzara el balón al aire en el primer partido de la jornada, Sito Alonso aún estaba en Murcia. El técnico del UCAM, víctima de la pandemia, seguía esperando los resultados de la PCRque se había hecho a primera hora de la mañana para ver si podía viajar hasta Granada. Luz verde que recibió pasado el mediodía y que le permitió emprender el trayecto que separa ambas ciudades. Casi 300 kilómetros que le llevaron dos horas y media. El tiempo justo para dar la charla técnico y poner rumbo al pabellón.
La segunda presencia del Murcia en una Copa no ha podido ser más movida. Un brote dejó tocado al vestuario la semana pasada, lo que hacía albergar pocas esperanzas de clasificación. Pero una vez más, el conjunto de Alonso demostró su coraje y capacidad de lucha para plantar cara a un grande como el Valencia Basket.
Lo hizo con una determinación inesperada, subido a la genialidad de Taylor (16 puntos) y McFadden (20) y a una puntería exterior que rozaba la perfección. Un cóctel que se le atravesó a los naranjas y que decantó muy pronto el partido del lado murciano (19-39, min. 15).
Cabeceaba Peñarroya en el banquillo del Valencia, impotente ante el devenir del encuentro. Desastre que consiguió enderezar en el descanso, pues la reacción naranja resultó brutal. Magnífica. Un parcial de 21-0 que enjugó todo el esfuerzo del UCAM en cinco minutos (54-52, min. 25).
Con la primera ventaja naranja volvió a entonarse el UCAM. Entró el encuentro entonces en una fase de ida y vuelta, con Rivero yPrepelic repartiendo por el lado valenciano y McFadden y Taylor por el murciano. Intercambio de golpes que lo dejó todo tan apretado que la eliminatoria se decidió en el último minuto. Ahí entró con ventaja el Valencia tras un triple de Prepelic (83-81), pero un tiro de Webb desde el perímetro y la seguridad de McFadden en los tiros libres encargaron las primeras semifinales para el Murcia. Van Rossom y Prepelic tuvieron en sus manos la prórroga, pero no hubo tiempo y ganó el UCAM. Un triunfo que empezó con una odisea y terminó con la mayor alegría de su historia.
