Tapar vergüenzas urbanísticas y rememorar un patrimonio perdido
Quienes paseen estos días por la calle Altamira de Alicante, la que une la Rambla con la plaza del Ayuntamiento, podrán recordar (o descubrir, en función de la edad y la memoria) un edificio que en su día estaba ubicado en el número 22 y que durante años, casi unas dos décadas, ha estado al "aire", mostrando sus "vergüenzas", su estructura, lo que quedó en su día en pie cuando se empezaron unas obras que acabaron con la fachada, pese a estar protegida, pero que no se llegaron a completar.