Hace 50 años en Alicante: Una pica en Flandes y un banco en el paseo de Gómiz
Cuentan los libros que Flandes fue nuestro Vietnam particular. Que cuando aquella guerra se puso difícil, aún más lo era encontrar a reclutas que quisieran alistarse y tomar la pica para pasar a servir en los Tercios. De aquello vino la expresión «poner una pica en Flandes», que hoy aplicamos cuando se nos presenta algún reto difícil de conseguir. En 1974, cuatrocientos años después, los turistas que había en Alicante, muchos de ellos belgas, se quejaban de otra empresa imposible: encontrar algo donde sentarse en el paseo de Gómiz. La protesta cogió vuelo porque a ella se sumaron también los alicantinos, que, como hoy, tenían a bien dirigirse hacia el Postiguet durante sus caminatas. Pero o pasabas por el aro de las terrazas -eso cuando no estaban atestadas de gente- o no podías descansar frente a la playa. La petición al Ayuntamiento fue la de que se pusieran bancos corridos o incluso hacer extensivo el servicio de sillas que había en la Explanada.